Tommy Robredo se sumó ayer al palmarés del Torneo Tenis Playa de Luanco al vencer en la final a Nicolás Almagro en la 34.ª edición de la prueba. Curiosamente el gerundense había perdido los cinco enfrentamientos anteriores ante el murciano, pero en esta temporada fue capaz de vencerle en dos ocasiones. Hace unos meses remontó dos sets en contra en Roland Garros y ayer le superó en la arena de la playa de la Ribera.

La victoria se reflejó en un marcador de 6-4 y 7-6, con 7 a 3 en el tie-break, en 1 hora y nueve minutos de encuentro.

En el primer set la clave estuvo en que Robredo rompió el servicio de su rival en el primer juego. Con empate a 30, una drive de Almagro se estrelló en la red y su rival aprovechó la primera bola de break para ponerse en ventaja en el marcador. A partir de ahí, ambos tenistas mantuvieron su servicio en un tono muy alto a lo largo del encuentro, por lo que Robredo se llevó el set por 6-4.

Al principio del segundo set, los juegos fueron más largos. Almagro voleó en la red siempre que su servicio se lo permitió y Robredo utilizó el revés liftado para intentar contrarrestar la potente derecha de su rival. El público, que llenó por completo las gradas y los aledaños de la playa de la Ribera, en torno a los 2.100 espectadores, disfrutó una final más de un gran espectáculo tenístico. Evidentemente, la presencia en la final de dos jugadores de primer nivel mundial, con doce títulos ATP a sus espaldas, y que representaron a España en muchas competiciones internacionales, garantizó un año más el alto nivel del torneo. Sin que ninguno de los dos finalistas fuera capaz de superar el buen saque de su rival, se llegó al empate a seis final, por lo que el set se decidió en el tie-break. Con el saque del murciano, Robredo hizo un minibreak, lo que le devolvió Almagro en el tercero.

Con intercambio de roturas de servicio, finalmente Robredo se llevó el tie-break por 7 a 3 y el segundo set en 41 minutos.

En definitiva, el gerundense demostró su gran estado de forma, tras vencer en dos torneos esta temporada, su gran papel en Roland Garros, en donde llegó a remontar dos sets en contra en tres partidos y se mostró feliz al final del partido por sumar su nombre al palmarés del torneo, tras caer en las semifinales de 1999 y 2000.

Un año más, el torneo colmó las expectativas de los numerosos aficionados que poblaron las gradas, y los tenistas estuvieron a la altura de las circunstancias en una playa de la Ribera que estuvo en perfectas condiciones a lo largo del torneo, salvo algún que otro mal bote propio de la superficie.

Sin embargo, cabe destacar que se genera una gran incertidumbre sobre la continuidad del torneo, dado que el director del mismo, José Manuel Fernández, ya ha comentado a sus allegados y a las autoridades que deja de estar al frente de la organización por las cada vez mayores dificultades que se encuentra para sacar adelante este peculiar torneo.