Esta claro que la derrota de ayer supone un duro golpe para el Sporting. Por varios motivos. Primero, por frenar a los rojiblancos en su deseo de acortar distancias con respecto al ascenso directo, con lo que desaprovechan un nuevo tropiezo de los equipos punteros. También, porque el Sporting fue ayer muy superior a un rival directo que le adelanta en la clasificación haciendo a los rojiblancos caer a la cuarta posición. Más allá de esto, la herida no ha sido profunda. El Sporting se mantiene a cinco puntos del Deportivo de La Coruña y a seis del Éibar cuando quedan diez partidos por disputarse, seis de ellos se jugarán en El Molinón. Además, los rojiblancos tienen un calendario mucho más propicio que sus rivales directos.

Sandoval ya hizo ayer su primer llamamiento a filas. La próxima cita será ante el Córdoba y no habrá margen de error. El Sporting afronta ahora un tramo del calendario en el que necesita hacer un pleno de puntos. En los cuatro próximos encuentros, los rojiblancos reciben a Córdoba, Lugo y Murcia y visitan al Sabadell. No puede haber más concesiones.

El resultado de ayer deja un problema añadido, como es que el Sporting tiene el goalaverage perdido con el conjunto canario, que sumó los seis puntos ante los rojiblancos. En una categoría tan igualada como ésta, el Sporting debe huir de cualquier combinación de empate múltiple que incluya la presencia del conjunto canario.

Uno de los primeros retos que debe asumir Sandoval es el de volver a mantener su portería a cero, algo que los rojiblancos llevan semanas sin conseguir. La derrota de ayer deja un regusto diferente a las de Éibar y Jaén. En éstas el Sporting dio una mala imagen evidente y nunca presentó batalla. La sensación dejada ayer es muy diferente. Ante un equipo que llegaba lanzado, tras encadenar cuatro victorias y un empate, los de Sandoval exhibieron su fútbol, siendo capaces de crear multitud de ocasiones de gol nítidas. Hasta la artillería serbia tiene derecho a tener un mal día. Por extraño que parezca.

Sandoval tiene que volver a levantar a su equipo, pero esta vez, el tono de su charla será distinta. El técnico debe animar a sus futbolistas a jugar como lo hicieron en el estadio de Gran Canaria, aunque minimizando los errores en las dos áreas. Es insólito que un equipo con la pegada que han mostrado los rojiblancos desaproveche este rosario de ocasiones que fueron capaces de generar a uno de los mejores equipos de la categoría.