El marcador electrónico de Montilivi podrá decir lo que quiera, pero el Sporting tiene que salir reforzado de su visita a Gerona. En un primer tiempo primoroso, los rojiblancos superaron a su estimable rival en todas las facetas del juego. Faltó lo de siempre, embocar. No es Montilivi un campo acogedor para los rojiblancos, que suelen salir de él lamiéndose las heridas, pero el encuentro de ayer debe servir de refuerzo a la propuesta del Pitu. Si el Sporting tiene la ambición de pelear por el objetivo máximo, éste es sin duda el camino. Abelardo mantiene el rumbo estable.

El Sporting demostró ser un equipo completo. Muy ofensivo en el primer tiempo y bien armado en la segunda mitad. Porque el Girona apretó tras el descanso y dispuso de un puñado de buenas ocasiones. Muy pocos equipos de la categoría han sido capaces de generar tanto peligro a los de Abelardo, que lo despacharon con orden, solidez y la clásica parada milagrosa de Cuéllar. El extremeño abandonó el campo en camilla y al sportinguismo se le rompieron las fibras. Salió Alberto y todo siguió igual. La portería es seguramente el puesto mejor cubierto en la plantilla rojiblanca. El portero catalán, pese a la inactividad y a entrar sin calentar, resolvió con solvencia el trabajo que se le presentó.

Girona y Sporting demostraron que en un empate a cero puede ser hermoso. Los dos equipos revelación de la categoría despacharon un encuentro plagado de intensidad, de buenas ocasiones y de un fútbol noble y bien trabajado. Con dos estilos muy distintos, ambos equipos pudieron ganar, aunque ninguno mereció perder. Un empate de justicia que sabe mejor para el Sporting, por aquello de actuar de visitante. El equipo de Abelardo, que encadena diez puntos de los últimos doce, da un nuevo paso adelante en su pelea por alcanzar el ascenso y sale reforzado del campo de un rival directo. El Sporting sigue en un gran estado de forma y camina con paso firme por el tramo más duro del calendario. El punto sumado ayer es uno de esos valiosos empates que acercan al objetivo. Una victoria ante el Mirandés relanzará a los rojiblancos. El Sporting más sólido emite las mejores señales.

Alberto mantuvo el buen nivel del lesionado Cuéllar

El Sporting le entró con ganas al encuentro y dominó la primera mitad. No se dejó el Girona, que soltó algún zarpazo para ver cómo se había levantado Cuéllar y se encontró con un portero en el nivel más alto de inspiración. Al que no se le aparecieron las musas fue a Jony. En un partido con mucho campo para correr, al extremo de Cangas no le arrancó la moto, por más que quiso aprovechar los espacios que dejaba la zaga local a pesar de los tres centrales. O quizá por eso. La defensa de cinco del Girona es una gran mentira. En realidad, Pablo Machín utiliza sólo tres defensas y un pibote que lo barre todo. Cifuentes y Aday son algo más que dos laterales ofensivos, incluso que dos carrileros. Son dos extremos de libro, que presionan a los laterales del Sporting muy arriba y que entorpecieron notablemente la salida de balón.

El Sporting se sintió cómodo en el primer tiempo, en el que la pelota circuló con mucha más fluidez de lo que anunciaba el maltrecho césped de Montilivi. Los rojiblancos tuvieron algunos remates en los pies de Guerrero y Jony, pero las mejores ocasiones estuvieron en la cabeza imperial de Bernardo. Casi siempre tras alguna catapulta de Luis Hernández desde la banda. Es un recurso sencillo, que ningún equipo ha sabido neutralizar.

Al Sporting se le escapó vivo el Girona en el primer tiempo y estuvo cerca de pagarlo tras el descanso. Los catalanes parecieron otro equipo tras la reanudación. Empujaron tanto que al Sporting, que en el primer tiempo llegó a tener hasta diez futbolistas en campo rival, le costaba salir de su área. Fue ahí donde Cuéllar echó a volar y defendió el punto con un par de buenas paradas, antes de causar baja. El Sporting resistía, sin renunciar al ataque. Siempre ya por la vía de la estrategia. Los contragolpes fueron imposibles en un campo totalmente levantado. El Girona quiso sacar provecho de la marcha del Zamora y siguió apretando. Alberto intervino con gran eficacia para mantener la igualada.

El empate final deja las cosas como estaban. Las Palmas y Valladolid aprovecharon el daño que se hicieron Girona y Sporting, pero el Betis perdió la oportunidad en Albacete. El Sporting suma otro partido invicto a domicilio. O quizá otro partido menos, hacia el objetivo final. Ahora sí, el único objetivo.