Nacho Cases adelantará su regreso. El gijonés ha acortado los plazos que situaban su vuelta para las últimas cinco jornadas de Liga. Ya es uno más en el en trabajo del equipo y deja en el olvido la rotura de asa de cubo del menisco externo de su rodilla derecha, sufrida el pasado 28 de febrero, en Valladolid. "Tengo un millón de ganas de jugar. Me he entrenado bien, sin dolor, el médico decidirá cuándo me dará el alta", explica el canterano, optimista respecto a poder dar pronto el salto definitivo, el de reaparecer en la competición. El Sporting gana con su presencia una pieza importante en el tramo decisivo de la temporada.

"Llego para el momento clave, para lo que nos gusta a todos: intentar conseguir un sueño. Hay a quien le gusta jugar la Liga de Campeones, a mí me gusta subir a Primera División", afirma Nacho Cases. Vuelve con más ganas que nunca y la generosidad que caracteriza su fútbol, construido a base de asistencias. Y es que las primeras palabras del gijonés van dirigidas a aplaudir el rendimiento de sus compañeros en la fase en la que le ha tocado ver al equipo desde la grada. Especialmente, hacia sus competidores por un puesto en el centro del campo. "Mandi y Rachid han hecho grandes partidos. De la misma manera que, cuando faltó Bernardo, salió un chavalín como Meré, con 17 años, y fue uno de los mejores. Eso es difícil y esta gente lo ha conseguido", destaca. Va un poco más allá, y defiende el papel de los menos habituales como una de las claves para lograr el ascenso. "Ellos nos pueden dar ese plus que necesitamos. Además, no hay que olvidar que muchos de los puntos que hemos conseguido hasta el momento ha sido por la gente que ha salido al campo en los últimos minutos", recuerda.

Mantenerse segundos, a ocho jornadas del final, no nubla la vista de Nacho Cases. "Lo importante a estas alturas es no creerse más que nadie", afirma, e ironiza sobre aquellos que dudaban, fuera de Asturias, del potencial del Sporting. "Mucha gente creía que íbamos a caernos de la zona alta, que éramos un equipo joven y que no aguantaríamos. Me presta por la vida ir de tapados", apunta con una sonrisa de picardía. Mantiene la filosofía del vestuario, centrada en el partido a partido, pero no oculta que llegados a este punto no hay otro final que el de luchar por estar la próxima campaña en la máxima categoría. "El Sporting va a pelear por ascender, y empezará a pelear ante el Llagostera. A partir de ahora va a costar mucho ganar. Si la Segunda es complicada, el tramo final ni te lo puedes imaginar. Cada victoria se valorará más", subraya.

No todo ha sido optimismo y sonrisas para Nacho Cases durante las últimas semanas. En Valladolid sufrió la lesión más importante de su carrera. Un día en el que pensó que había dicho adiós a la temporada. "No podía apoyar la rodilla y creí que iba a ser algo más grave. Hugo Fraile pasó por este tipo de situaciones, y me dijo que si tenía el cruzado afectado me iba a doler muy poco. Eso me calmó, porque sí que sentía mucho dolor. Me asusté, pero al final fue lo menos malo, porque una lesión nunca es buena", recuerda. Admite que, cuando empezó tocar balón, sintió miedo. El miedo al riesgo de una recaída. "La semana pasada lo tuve en mente, pero ésta ya he hecho acciones normales. Eso sólo se quita en los entrenamientos y en los partidos", concluye mientras espera su turno para despejar fantasmas y ascensos.