Pumarín se está convirtiendo en la mejor receta contra cualquier depresión. El Unión Financiera lleva siete victorias en los siete partidos que ha disputado como local y cada vez se siente más a gusto jugando delante de su público. Lo mejor de la temporada fue sin duda el primer tiempo que realizaron ayer los de Carles Marco frente a un Coruña que llegaba con ocho victorias, una menos que los ovetenses, pero también habiendo disputado un partido menos. A los gallegos no se les da nada bien Pumarín y volvieron a chocar contra un equipo que lo hizo todo bien.

Nadie echó de menos a Windler en el polideportivo ovetense. De los triples que anotaba el estadounidense se encargó un Manu Rodríguez que metió cuatro en el primer cuarto, en unos diez primeros minutos primorosos en ataque y en defensa del equipo local. Es verdad que tuvieron un acierto anormal (siete de diez en triples), pero también lo es que ese acierto fue acompañado con seis robos de balón y una defensa asfixiante. Un equipo que puso toda su energía en olvidar la derrota (71-51) ante el Melilla y en mantener su fortín inexpugnable.

La clave de que no todo dependía del acierto estuvo en el segundo cuarto. Si entran menos tiros hay que coger más rebotes y seguir defendiendo con intensidad. En el segundo parcial cogieron doce rebotes, cuatro de ellos ofensivos y recibieron tan solo once puntos para concluir el primer tiempo con un 48-27 en el marcador que dejaba encarrilado el encuentro y que alejaba cualquier fantasma de la pista.

El Leyma Coruña está haciendo las cosas muy bien, jugando un gran baloncesto y también cuenta con grandes jugadores. Más tarde o más temprano llegaría la reacción: sucedió en el tercer cuarto y en el último, cuando el acierto de los gallegos mejoró y el de los locales bajó. Pero el Unión Financiera no tenía ninguna intención de dejar escapar una victoria que tiene más importancia de lo que pueda parecer tanto por el rival como por el momento en el que le ha llegado este partido a los ovetenses.

La segunda parte fue un querer y no poder del Coruña ante un sólido Unión Financiera. Ya no se vieron los fuegos artificiales del primer tiempo, pero sí un equipo concentrado y que cree en lo que está haciendo. Un grupo al que se une el estadounidense Paul Jesperson, que debutó jugando poco más de un minuto en el tercer cuarto y que recibió un caluroso aplauso de la fiel afición local.

Aplausos también recibieron, y muy merecidos, jugadores como Dani Pérez y Felipe dos Anjos. El joven base de 26 años llevó a su equipo con la maestría de un veterano y el pívot, a sus 18 años, fue una auténtica pesadilla debajo de los aros, cogió cinco rebotes ofensivos y volvió a demostrar que está en Oviedo para ser cada día un poco mejor. Hernández-Sonseca, sin hacer ruido, va aportando cada vez más a un equipo que cuando juega en Pumarín garantiza 40 minutos de felicidad.