Madrid / Oviedo

España puso ayer en marcha su incipiente apuesta por el coche eléctrico. El ministro de Industria, Miguel Sebastián, presentó, junto a los alcaldes de Madrid (Alberto Ruiz-Gallardón), Barcelona (Jordi Hereu) y Sevilla (Alfredo Sánchez Monteseirín), la ratificación de los acuerdos del proyecto «Movele» de impulso de estos vehículos, que incluye incentivos para la compra de turismos que pueden llegar a los 7.000 euros. El titular de Industria aseguró, en dicho acto, que la estrategia de potenciación del coche eléctrico es una «cuestión de Estado, alejada de la confrontación política», por lo que propuso a todos los partidos políticos, «especialmente al PP», un diálogo por su implantación en el proyecto de pacto por la energía, formulado por Rodríguez Zapatero.

Sebastián anunció que el coche eléctrico será uno de los referentes en la próxima ley de Economía Sostenible y adornó la urgencia del reto con hipótesis como que, si todos los coches que circularan por España fueran eléctricos, el ahorro en la factura petrolífera anual sería de unos 11.000 millones de euros y la dependencia energética española del crudo se reduciría en 20 puntos.

Los convenios ratificados ayer tienen programada la implantación de 546 puntos de recarga en las tres ciudades, con una inversión en instalaciones de 2,559 millones de euros. La empresa asturiana Temper participa en el proyecto con un modelo de poste de recarga denominado Cardylet. Gijón será una de las ciudades donde se probará el sistema de recarga.

El programa «Movele» incluye ayudas directas a la compra de vehículos eléctricos que en el caso de los turismos pueden llegar a los 7.000 euros. Estos coches tienen por ahora precios notablemente superiores a los convencionales que utilizan gasolina o gasóleo. El coste de un pequeño utilitario puede superar los 25.000 euros. El plan del Gobierno incluye ayudas para unos 2.000 vehículos durante este año y el siguiente.