Pekín / Oviedo, Agencias

España bajó nueve puestos en la lista mundial de competitividad respecto al año pasado y se colocó en el puesto 42.º, según el Informe de Competitividad Global 2010-2011, elaborado por el Foro Económico Mundial (FEM), que achaca este descenso en la clasificación a una percepción más negativa de los mercados laboral y financiero del país. Este dato contrasta con el hecho de que España está entre las ocho mayores economías del mundo.

El gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, sostuvo ayer que la mejora de la competitividad es crucial para el crecimiento de la economía nacional y pidió a las empresas que aprovechen las posibilidades que abre la reforma laboral.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) advirtió también ayer de una posible «ralentización» en el ritmo de la recuperación económica mundial «más pronunciada de lo previsto», tal y como recogen los últimos indicadores económicos. La OCDE alertó de la posible necesidad de mantener los estímulos monetarios y posponer la consolidación fiscal en caso de que este retroceso no sea temporal.

Según el informe del FEM sobre Competitividad Global, presentado ayer en Pekín y redactado por un grupo de siete economistas coordinados por el español Xavier Sala i Martín, España abandona el puesto 33.º que ocupaba el año pasado por competitividad y se sitúa en el 42.º, con 4,49 puntos, lo que sitúa al país por detrás de Puerto Rico, Chipre y Polonia y por delante de otros como Barbados, Indonesia o Eslovenia. España también aventaja a Italia y a Portugal, entre otros de la Unión Europea.

Según el Foro Económico Mundial, la caída de nueve puestos de España se debe en su mayor parte a una evaluación cada vez más negativa de los mercados laboral y financiero, así como al nivel de sofisticación de las empresas del país. El estudio destaca que la principal preocupación de la economía española sigue siendo la «alta inflexibilidad del mercado laboral», que coloca a España en el puesto 130.º de 139 por este concepto. Según la institución, este hecho desanima la creación de empleo, lo que es preocupante dado el «elevado y persistente paro en el país».

«Los mercados laborales deben disponer de la flexibilidad necesaria para que un trabajador cambie de una actividad económica a otra de forma rápida y con un bajo coste, y para permitir fluctuaciones salariales sin grandes perturbaciones sociales», señala.

Como aspectos positivos de la economía española, la institución destaca que la competitividad se ha visto impulsada por el amplio mercado disponible para las empresas nacionales, que sitúa al país en el puesto 13.º por tamaño de mercado. El FEM subraya también las infraestructuras de «primera clase» que tiene el país y que le permiten ocupar el puesto 14.º en esta categoría. Asimismo, el Foro pone el acento en la fuerte adaptación tecnológica del país, que sitúa a España en el puesto 30.º en el ranking sobre preparación tecnológica, así como el elevado nivel de preparación y enseñanza superior, en el que España ocupa el puesto 31.º de los 139 países.