Oviedo, L. GANCEDO

José Belarmino Álvarez Alonso, natural de Grado y presidente de la compañía vizcaína Aceros Inoxidables Olarra, forma parte de la más reciente lista de españoles que recibirán la medalla de oro al Mérito del Trabajo. Es uno más en una relación de 35 personas recién aprobada por el Gobierno, aunque el reconocimiento a Belarmino Álvarez tiene una singularidad: fue solicitado para el directivo por los representantes de los trabajadores de Olarra, por acuerdo unánime de los cinco sindicatos que tienen presencia en el comité de empresa. Es difícil saber si en la historia de la medalla al Mérito del Trabajo, que arrancó en los años veinte del pasado siglo, bajo la dictadura de Primo de Rivera, puede haber precedentes de casos semejantes de un empresario o alto ejecutivo que sea condecorado por iniciativa y aclamación sindical.

«Conscientes de vivir en una sociedad que premia, las más de las veces injustificadamente, el éxito rápido y fácil, queremos instar vivamente al Ministerio de Trabajo a que reconozca a José Belarmino Álvarez Alonso con la distinción de la medalla de oro del Mérito en el Trabajo, por su larga vida laboral y profesional, ejemplo de tesón, esfuerzo, sacrificio y honestidad». Así reza el acuerdo que, en julio de 2009, firmaron los delegados de UGT, CC OO, USO y también los de los sindicatos nacionalistas ELA y LAB. En ese documento se destaca del directivo moscón «su afán por desempeñar de la mejor manera posible la difícil tarea de conciliar los intereses de la empresa y los de sus trabajadores». Sólo unos meses antes, Aceros Olarra, propiedad de un grupo italiano, había promovido un expediente de regulación de empleo (ERE) para la plantilla, formada por unos 400 trabajadores.

La biografía de Belarmino Álvarez, a quien algunos de sus allegados retratan como una persona poco amiga de la notoriedad pública, arranca en Grado, donde nació en el verano de 1935. A los 14 años entró como aprendiz en la Fábrica de Armas de Trubia, escuela de tantos metalúrgicos asturianos. Allí trabajó de tornero y compatibilizó esa tarea con los estudios de Ciencias Químicas, aprovechando la obtención de una beca.

En 1960, el ya licenciado Belarmino Álvarez empezó a trabajar en la fábrica alavesa de Aceros de Llodio, donde llegó a la primera línea directiva. Fue director general de la planta cuando se integró en el grupo público Acenor y, a principios de los años noventa, le tocó pilotar el cierre de la fábrica y la recolocación de la actividad y de la plantilla en otros centros de trabajo. Lo hizo, según han destacado los sindicalistas de Aceros Olarra, «con gran sentido de la responsabilidad y poniendo de manifiesto su gran capacidad de diálogo con la representación de los trabajadores».

El químico asturiano desempeñó en los años siguientes responsabilidades en Acenor y en 1993 llegó a la dirección de la fábrica del grupo en Larrondo, que un año después sería reprivatizada y pasó a denominarse Aceros Inoxidables Olarra. Los nuevos propietarios nombraron al asturiano director general de la compañía en 1995 y, a partir de 2003, presidente, puesto que sigue desempeñando. La ejecutoria de Belarmino Álvarez, casado y con tres hijas, es un ejemplo de «honestidad, respeto, diálogo y espíritu de servicio», en palabras de sus propios trabajadores.