Oviedo, Luis GANCEDO

Uno de cada cinco asturianos que necesitan trabajar no encuentra dónde hacerlo. Esa proporción (20,39 por ciento de tasa de paro, correspondiente a 96.700 desempleados) no se daba desde que en la primera mitad de la década de los años noventa, Asturias bregaba con dos crisis a la vez: la suya propia, por la drástica reconversión de la industria y el campo, y los impactos de la recesión nacional de 1993. España está otra vez en recesión, como también lo estuvo entre 2009 y 2010, y el efecto para el empleo vuelve a ser demoledor: el paro afecta ya a 5.639.500 ciudadanos, nuevo máximo histórico, y en 1.728.400 hogares todos sus miembros en edad de trabajar están sin trabajo.

La encuesta de población activa (EPA) vino a confirmar ayer que esta crisis, que ya se llevó por delante tres millones de puestos de trabajo en España desde 2008, conserva un enorme poder de destrucción. Tras una reforma laboral que el Gobierno presentó como un mecanismo de flexibilidad y contención de los daños para el empleo, los últimos tres meses se han saldado con la pérdida de 374.300 ocupaciones y 365.900 parados más. Son los peores datos desde principios de 2009, cuando el país atravesaba lo peor de la que fue bautizada como la gran recesión.

España y Asturias están de nuevo en recesión -situación que técnicamente se da cuando el producto interior bruto encadena dos trimestres consecutivos de decrecimiento- y eso explica el panorama que traza la EPA. «Estamos en uno de los momentos más duros de la crisis», reconoció el Gobierno por boca de su vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría. No vendrán otros momentos mejores en los próximos meses, según un diagnóstico compartido por los sindicatos y las organizaciones empresariales. Conforme a una opinión muy extendida entre los expertos, la dura senda de ajuste fiscal (recortes del gasto y subidas de impuestos por valor de 50.000 millones entre 2012 y 2013) que está siguiendo el país conduce sin remedio a corto plazo a más pérdidas de trabajo y de tejido productivo.

Por ahora las pérdidas alcanzan a todos los sectores de actividad y a casi todas las regiones españolas. Asturias firma el siguiente balance: el número de personas ocupadas bajó desde finales de 2011 en 10.700 personas y el paro se incrementó en 6.200. Las variaciones en términos relativos son cercanas a las medias nacionales. Extremadura, Castilla-La Mancha y la Comunidad Valenciana fueron las comunidades que más empleo destruyeron. Madrid fue la única que ganó ocupados y también la que registró, junto a Murcia, el menor aumento del paro.

Asturias ha sobrepasado el listón del 20% de tasa de desempleo, aunque continúa por debajo del promedio nacional (24,4%, el peor dato en 18 años). Y ya hay una parte de España donde se supera el 30% de paro: Andalucía (33,17%), Canarias (32,28%) y Extremadura (32,05%). En el extremo opuesto, el País Vasco, la economía autonómica más industrial y más abierta al exterior, se mantiene por debajo del 14%, aunque el pasado trimestre fue también allí intenso en despidos.

Las empresas asturianas han recortado plantilla principalmente en la construcción, que no toca fondo, y en los servicios, dañados por la caída del consumo de los hogares y, también, por los ajustes del gasto en la Administración. La industria regional aguantó el tirón del último trimestre, aunque la patronal vislumbra más dificultades para éste y para los demás sectores: «No hay buenas expectativas, no parece que vaya a escampar en los próximos meses», auguró Alberto González, secretario general de la Federación Asturiana de Empresarios (FADE). Y añadió el siguiente juicio sobre las políticas del Gobierno de Mariano Rajoy: «Van en la buena dirección, pero no están dando los resultados esperados».

Las organizaciones sindicales, con nuevas manifestaciones de protesta a la vuelta de la esquina (el domingo en Gijón y el martes en Avilés), apuntaron contra Rajoy: «Las políticas de ajuste nos llevan al abismo», destacaron UGT y CC OO. Ambos también señalaron en dirección al Parlamento regional: «Asturias necesita de inmediato un Gobierno fuerte, capaz de enderezar la economía y de llegar a acuerdos para hacer frente a la situación».