Oviedo,

Marián MARTÍNEZ

Oviedo, M. M.

Arcelor-Mittal no construirá las baterías de coque de Gijón, que suponían una inversión de 147 millones de euros y que, junto con la reconstrucción del horno alto B, suponían asegurar el futuro de la siderurgia asturiana para al menos otros veinte años. Además, se recortará plantilla y también las nóminas, aunque no se ha aclarado cómo, ni cuándo, ni cuánto. El horno alto B se parará en agosto para su remodelación, pero la compañía también dejó entrever un cierto riesgo de que no arranque en septiembre si la demanda sigue cayendo. Las consecuencias de estas medidas se prevén «terribles», según los sindicatos, porque no afectarán sólo a los trabajadores directos de la compañía -unos trescientos en las baterías de Gijón-, sino también a las empresas auxiliares.

Las malas noticias las dio ayer a la dirección de Asturias y a los sindicatos Jean-Luc Maurange, director ejecutivo de Planos Europa para la división Suroeste, que incluye las plantas de Asturias, Sestao, Sagunto y Lesaka en España, Fos en Francia y Magona en Italia. En todas estas instalaciones se están realizando o anunciando ajustes similares a los que ayer se presentaron en La Granda, sede de la compañía en Asturias y España.

Y es que las perspectivas del grupo suponen que la demanda en el segundo semestre de este año será peor que en el primero. Es más, las previsiones apuntan a que el consumo de acero tardará años en remontar. De ahí que en la estrategia del magnate Lakshmi Mittal el objetivo capital sea reducir costes de producción, para lo que se necesita una eficiencia del 100%. Esto es fundamental para incrementar las exportaciones, única salida teniendo en cuenta que los mercados naturales de la planta asturiana son el sur de Europa y el norte de África, ambos prácticamente paralizados. A esto se suma, tal y como se expuso en la reunión, que el puerto gijonés de El Musel ha subido sus tasas portuarias un 30% y que sigue sin resolverse la tarifa eléctrica para los grandes consumidores de energía. Dos factores claves para la competitividad de las plantas asturianas y que gravan enormemente los costes, según se expuso ayer.

Los ajustes anunciados para Asturias forman parte de un plan de recortes que afecta a todas las plantas europeas y, especialmente, a las del sur del continente, las ubicadas en los países más castigados por la recesión.

La reunión de ayer se convocó por sorpresa. De hecho, no se confirmó la hora hasta el miércoles por la tarde. Ni directivos ni sindicatos conocían el objetivo del encuentro, pero cuando se confirmó que era con Maurange se pusieron en lo peor. «Este señor viene una vez al mes, pero no llaman a los sindicatos. El que lo hicieran el miércoles no era una buena señal», aseguraba ya ese mismo día por la noche una fuente del sector. Los sindicatos, de hecho, ya daban por seguro que se plantearían recortes. Pero no tantos.

Arcelor-Mittal emitió un comunicado a primera hora de la tarde en el que confirmaba que no construirán las nuevas baterías de coque «a la vista de la continuidad de la excepcional coyuntura económica actual». Y añadía que «la alimentación de los dos hornos altos de Gijón queda garantizada con la capacidad instalada actual». Es decir, con las baterías de coque de Avilés, cuyo período de vida está pactado con el Gobierno de España -propietario del terreno- hasta 2017, con la posibilidad de prorrogarlo hasta 2020.

Se trata de un conjunto industrial de diez baterías, de las que dos, la nueve y la diez, están anuladas desde la década de los años ochenta y la siete y la ocho, paradas «en caliente» a consecuencia de esta crisis. Si se diera el caso de que hubiera un repunte en la demanda de coque, sería suficiente con poner en marcha ambas para cubrir la demanda.

Los sindicatos mostraron ayer su perplejidad ante el anuncio, sobre todo después de que «se nos haya reiterado durante tanto tiempo que las plantas de Asturias son muy competitivas y que, una vez solucionado lo de largos, esto iba a mejorar», coincidieron en señalar.

Alberto Villalta, secretario general de UGT en Arcelor-Mittal de Gijón, indicó que «el estado en el que están las baterías de Gijón hace temer que no aguanten produciendo hasta fin de año». Pero además discrepó de las cuentas de la compañía. Según explicó, cerrar las baterías supone necesariamente realizar inversiones paralelas para mantener las instalaciones acabadoras, ya que al no funcionar las baterías no les llegará el gas que necesitan para su producción. «Como no hay regasificadora en El Musel, habrá que montar una pequeña planta aquí, y, además, el consumo de gas natural disparará los costes». A esto habrá que sumar los del transporte desde las baterías de Avilés hasta los hornos altos de Gijón. «La empresa asegura que, aun así, es mejor que construir las baterías nuevas. Nosotros discrepamos».

En todo caso, Villalta reclamó que «los políticos tomen medidas, como las de reducir las tarifas portuarias y arreglar la tarifa eléctrica, porque las consecuencias son muy graves».

Nicomedes Sánchez, responsable de política industrial de la Federación de Industria de CC OO de Asturias, afirmó que «este anuncio no ha sido un jarro de agua fría, sino una catarata. Nos engañaron, los trabajadores aceptaron ajustes, recortes, flexibilidad, movilidad... y ahora vuelven a exigir más recortes, ajustes y esfuerzos, pero sin dar garantías de futuro a cambio. Han condenado la cabecera siderúrgica de Asturias y de España. ¿Y qué está haciendo el Gobierno, que nos condena también imponiéndonos más costes, como los del puerto y los de la tarifa eléctrica? En esta región ya estamos peor que hace 25 años o 30 años, cuando las reconversiones».

Pedro Cancio, secretario general de USO en Arcelor-Mittal Asturias, coincidió en las críticas. «Nos piden ser más competitivos, más esfuerzo, ajustes de personal, flexibilidad y versatilidad, y no sabemos cuánto más, y ¿a cambio de qué? De nada, porque aseguran que repararán el horno, pero que según cómo vaya el año 2013 arrancará o no. La plantilla hace todos los esfuerzos, pero no dan garantía de viabilidad futura», concluyó el sindicalista.

«Han condenado la cabecera siderúrgica de Asturias y de España; estamos peor que con la reconversión»

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Federación de Industria de CC OO

«Los políticos deben solucionar las tarifas energéticas y de El Musel, porque las consecuencias son muy graves»

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Secretario general de UGT en Arcelor Gijón

Jean-Luc Maurange, director ejecutivo de las plantas del suroeste de Europa, presentó ayer los números de las instalaciones asturianas a los directivos y a los sindicatos. Las instalaciones de planos, en Avilés, perdieron en abril 7 millones de euros, que superan los 30 si se echan las cuentas desde enero. En el caso de largos, en Gijón, siguen en números rojos: más de 1 millón en abril y más de 8,2 millones desde principios de año. La perspectiva es que quizás este mes, con la aplicación del ajuste pactado en marzo, ya no haya pérdidas, aunque tampoco beneficios. Conclusión: con estas cifras no se generan beneficios suficientes que justifiquen invertir 147 millones de euros en las baterías de Gijón.

Pero la situación de cara al futuro aún pinta peor, porque la «visibilidad» -como se expresan en la compañía para hablar de previsiones- es de un «estancamiento profundo del consumo» en Europa. Y peor aún en el sur del continente y en el norte de África, mercados naturales de los productos que se fabrican en Asturias.

Así que la solución pasará por incrementar las exportaciones y eso, en principio, sólo podría ser hacia el norte de Europa, cuyos precios son mucho más competitivos. Tanto como que es necesario rebajar los costes de producción en Asturias en al menos 30 euros por tonelada.

Para eso es necesario conseguir la máxima eficiencia y productividad. «No puede haber rechazos por la calidad, ni retrasos, la plantilla debe tener la máxima flexibilidad y versatilidad para que se pueda atender cualquier pedido, en cualquier momento y con absoluta fiabilidad en todos los parámetros», coincidían ayer fuentes del sector para explicar la situación.

Pero no será suficiente con esto. Según fuentes del sector, la subida de las tarifas eléctricas el próximo año, si no se llega a un acuerdo con el Ministerio de Industria, supondría incrementar los costes en al menos 100 millones de euros. Si a esto se suma el incremento del 30% en las tasas portuarias de El Musel, «va a ser imposible reducir los costes para poder competir en el mercado. Ni echando a la mitad de la plantilla», aseguraron las mismas fuentes.

La empresa, pese a hablar de su «compromiso a favor del diálogo social basado en la transparencia», no ha dado plazos, ni ha hablado de negociación, lo que todavía genera más incertidumbre e impotencia.

«Exigen más ajustes, más esfuerzos, más flexibilidad, pero ni así garantizan el futuro de la siderurgia en la región»

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Secretario general de USO en Arcelor Asturias