El presidente y consejero delegado de Duro Felguera, Ángel del Valle, se mantiene al frente de la compañía, pese a la presión de la banca acreedora que reclama su renuncia para reactivar los avales a la empresa y poner en marcha un plan de recapitalización y refinanciación del grupo.

El máximo dirigente del grupo y representante del principal grupo accionarial (dueño del 24,4%) dio por finalizado anoche un tenso consejo de administración que se prolongó durante dos días consecutivos y que estuvo caracterizado por la bloqueo y estancamiento de las posiciones entre los consejeros partidarios de atender las demandas de los acreedores financieros, los que respaldan la continuidad de Del Valle y quienes se debaten entre entre ambas posiciones.

El presidente intentó ayer desbloquear la situación interna en el consejo con una propuesta intermedia, consistente en su continuidad como presidente, pero sin su actual carácter ejecutivo, y el nombramiento de un directivo de la casa (el director general de Asuntos Corporativos y director Económico-Financiero, José Carlos Cuevas) como director general. El ejecutivo propuesto no aceptó el ofrecimiento y el sector del consejo más proclive a asumir las condiciones de los prestamistas entendieron que la solución difícilmente sería satisfactoría para los acreedores.

Tras dos días de reunión maratoniana y muy tensa, Del Valle mantiene el respaldo de los dos consejeros (Javier Sierra Villa y José Manuel López Vázquez) que representan a la familia política del presidente (Álvarez Arrojo), titular del paquete accionarial de control. Otros dos consejeros muy cercanos a Del Valle (la vicepresidenta, María Teresa Arias Zapico, y el vocal independiente Francisco Javier González Canga) han estado debatiéndose en un difícil dilema entre las afinidades y vinculaciones personales, por un lado, y la presión de las responsabilidades que están ejerciendo los acreedores bajo la premisa de que, de no sustituirse al mayor dirigente del grupo, no habrá avales y refinanciación, y el grupo estaría abocado a un posible proceso concursal.

La familia Arias, dueña del 10,03% de Duro y segundo mayor grupo accionarial, tiene una larga vinculación de colaboración y afinidad estrecha con los Álvarez Arrrojo, que se remonta a hace más de 60 años y en el que se entrecruzan lazos de profunda amistad con intereses entrecruzados en Duro y en otros negocios compartidos. En el caso de González Canga se trata de un veterano directivo de Duro Felguera, con larga experiencia en la casa, y a quien Del Valle promocionó al consejo como vocal independiente tras su jubilación.

La posición más proclive al relevo del principal dirigente para atender las demandas de los acreedores y evitar el concurso la mantuvieron los consejeros independientes Acacio Rodríguez y Elena Cabal Noriega. Rodríguez lleva 17 años en el consejo y Cabal, cinco meses.

La ausencia de mayorías claras en ambas posiciones, el peso de la responsabilidad que puede conllevar dar un portazo a las demandas de los financiadores y la exigencia de Del Valle de postergar su salida hasta que haya una solución garantizada para Duro (la banca mantiene, por el contrario, que sólo la habrá si antes se produce su renuncia) prolongaron hasta la pasada noche, de forma insólita, la reunión de un consejo ordinario que comenzó el lunes a las 11 horas. En el entorno de la banca reina la decepción.