M. CASTRO

La dirección de la factoría de Suzuki en Porceyo ha abierto una lista para que antes del próximo día 15 se apunten los trabajadores que acepten voluntariamente ser despedidos, mediante bajas incentivadas. La multinacional japonesa trasladó ayer esta propuesta a los representantes de los trabajadores.

La empresa está dispuesta a pagar a los que acepten irse voluntariamente una indemnización muy próxima a la que les correspondería en caso de despido improcedente. Les ofrece 45 días por año trabajado con un máximo de tres anualidades y media (en los despidos improcedentes el máximo es de cuatro anualidades), además de 3.000 euros adicionales. No obstante, la dirección de la empresa se reserva el derecho de decidir si despide o no al trabajador que lo haya solicitado voluntariamente.

Suzuki, que actualmente tiene una plantilla de 256 trabajadores, quiere prescindir de entre 30 y 50 empleados. La dirección de la empresa sostiene que esa es la única medida que garantiza la viabilidad de la fábrica a largo plazo, debido a la importante reducción de las ventas a raiz de la crisis. Suzuki acabó 2007 con una producción de 40.000 motocicletas en Gijón. Hace unos días, la empresa calculaba que acabaría 2010 con 15.000 unidades producidas. Tras la cancelación de los últimos pedidos, ayer informó a los sindicatos que las previsiones para este año se han reducido hasta las 13.500 motocicletas.

El decreto que reforma el mercado laboral facilita a la multinacional japonesa conseguir la autorización administrativa para efectuar un despido colectivo por causas objetivas. Con la reforma, 8 días de indemnización por año trabajado correrán a cargo del Fondo de Garantía Salarial (Fogasa). La empresa podría, incluso, llegar a pagar sólo 12 días por año a cada trabajador si optara por no aumentar la indemnización básica de 20 días por año, prevista para los despidos objetivos. Con la oferta económica que hizo ayer a los sindicatos, la empresa trata de evitar conflictos.