No hay duda de que los nuevos mandatarios municipales no son políticos procedentes de la casta. Su inexperiencia les ha llevado a renunciar a alguno de los múltiples privilegios que disfrutaban sus predecesores. Pero esta loable actitud ha enrabietado a los profetas de la igualdad hasta el punto de no admitir que unos neófitos vengan a darles lecciones de austeridad a ellos, los más solidarios del mundo, eso sí, con el dinero ajeno.

Pues sí, señores. Los ciudadanos gijoneses agradecemos que la nueva corporación devuelva siete de los doce palcos de toros para beneficio de las exiguas arcas municipales por mucho que el portavoz adjunto del grupo socialista se esfuerce en criticar esta medida. La carta del señor José María Pérez sólo sirve para rememorar la frase de George Orwell: «El lenguaje político está diseñado para que las mentiras parezcan verdades». Por citar algunos ejemplos, el señor ex-concejal habla del pliego de condiciones como si éste fuera algo sagrado e intocable. El señor Pérez sabe perfectamente que las condiciones de un contrato forman parte de una negociación previa donde puede prevalecer el interés general o el particular, sin que al empresario le importe regalar más o menos entradas al Ayuntamiento ya que sólo tiene que repercutir lo donado en el precio de las localidades que pone a la venta y que tienen que pagar los que se rascan el bolsillo.

Otra justificación que realiza el ex-edil socialista para el cúmulo de entradas que se adjudicaban se basa en «la atención a visitas notables» (cita como ejemplo la invitación al señor Rodrigo Rato). Peor nos lo pone. El señor Rato tiene suficiente poder adquisitivo para pagarse su entrada sin quebranto económico alguno y resulta vergonzoso que se la tengamos que pagar los ciudadanos. ¿No será que detrás de este ejemplo trata de esconder la justificación a las miles de localidades (toros, hípico, fútbol, Circo del Sol, Teatro Jovellanos, etc) que se reservaban habitualmente para solaz y ahorro de concejales, familiares, amigos y clientes políticos en general?

Tampoco le cuadran las cuentas al portavoz socialista. Le parecen poco los 22.600 euros de ahorro por siete palcos. Pues a los ciudadanos nos parece fantástico porque ese dinero, poco o mucho, estaba destinado a satisfacer intereses particulares. Y es obvio recordarle que no hay mejor política de izquierda que la que se predica con el ejemplo, aunque esto les suene a música celestial a algunos que se autocalifican como progresistas.

Espero que no piense el señor Pérez como la ex-ministra de su partido, aquélla que decía que el dinero público no era de nadie. El dinero público es de todos nosotros y por eso necesitamos unos gestores que miren por él como si fuera propio, aunque eso suponga reducir coches oficiales, tarjetas de crédito, teléfonos móviles, viajes turísticos solidarios, gastos suntuosos y las citadas entradas para espectáculos.

La señora Moriyón, quizás por que está acostumbrada a ganarse el sueldo trabajando, ha conectado con los intereses reales de la ciudadanía, tomando medidas concretas que todos entendemos. Aunque la oposición no le otorgue ni los cien días de gracia para juzgar su labor, es posible que los gijoneses le otorguemos muchos años en el poder mientras siga soplando este aire fresco y limpio por la Casa Consistorial.