Luján PALACIOS

Rosario de Acuña no sólo fue librepensadora y feminista. Además de eso, fue también «dramaturga, masona, montañera, poetisa, regeneracionista, avicultora, articulista, exiliada, iberista, puritana, filosocialista, autodidacta, deísta, republicana, melómana...». Macrino Fernández, uno de los mejores conocedores de la figura de una mujer controvertida para su época, repasará esta tarde en el Club LA NUEVA ESPAÑA de Gijón otra faceta menos conocida: la de «mujer interesada por la fina línea entre la razón y la locura».

Fruto de esa curiosidad, Rosario de Acuña asistió en Madrid a las vistas de dos crímenes que conmocionaron a la sociedad de la época: el del cura Galeote y el de la calle de Fuencarral.

«Despertaron mucha expectación y Rosario de Acuña fue espectadora de los procesos, en los que tomó varias notas y a raíz de los que incluso publicó dos folletos», señala Macrino Fernández. En ellos la escritora y militante reflexiona sobre la sociedad y el papel que tiene en los actos de los individuos, llegando a hablar en sus escritos al respecto del «desmoronamiento horrible del sentido moral» que aqueja a la sociedad española y que ayuda a que vaya «incubándose, como gusano entre cieno, el germen de la insania, del crimen, del delito, de la inmoralidad».

La conferencia «Rosario de Acuña y la naturaleza humana: el crimen de la calle Fuencarral» tendrá lugar a las 20.00 horas en la Sala Cultural de Cajastur, en la plaza del Monte de Piedad, con entrada libre hasta completar aforo y dentro del ciclo de conferencias para conmemorar su fallecimiento en Gijón hace ahora 90 años.