Luchó "contra viento y marea" para recuperar las señas de identidad del asturianismo y logró levantar uno de sus sueños, el Muséu Etnográficu del Pueblu d'Asturies. Camilo Luis Argüelles Sánchez será despedido hoy con un funeral de cuerpo presente en la iglesia parroquial de La Resurrección a las cinco de la tarde. Falleció el pasado sábado a los 84 años de edad después de que su salud se hubiese debilitado en los últimos tiempos, pero son muchos los que guardan en su recuerdo para siempre su labor de "amante de Asturias en una época en la que nadie valoraba las cosas de esta tierra".

Nacido en Gijón en 1929, Luis Argüelles fue alumno del colegio de La Inmaculada, donde comenzó sus estudios un año después de la Guerra Civil. Una vez pasada la reválida, optó por realizar la carrera de Derecho, aunque su interés se alejó después de las leyes para centrarse en el estudio de la historia. "Era lo que más me atraía", reconocía Luis Argüelles en una entrevista a LA NUEVA ESPAÑA. Y dentro de la historia, Argüelles se apasionó por la más cercana, la de su tierra.

Fue en 1968 cuando el Muséu del Pueblu d'Asturies se hizo realidad gracias a la labor entusiasta de Argüelles, apoyado por José Avelino Moro, así como por Luis Alonso y Luciano Castañón, entre otros. Aunque la idea se gestó un año antes, en la clausura de la Feria de Muestras, cuando Luis Adaro eligió a Luis Argüelles para poner en marcha el proyecto. "Para construir el Pueblo de Asturias nos recorrimos toda la región y obtuvimos un sinfín de aperos y cacharros que estaban a punto de desaparecer", contaba el propio Argüelles, que recordaba con cariño el trabajo de aquellos años. Gracias a su labor, se recuperaron materiales que atestiguan la tradición de la región y que iban a desaparecer como fruto de que "la sociedad estaba cambiando". En primer lugar, instalaron los hórreos, procedentes de Ensidesa.

Además, su labor se centró también en la recuperación de la cultura inmaterial; empezando por el uso de gaitas en la misa dominical. Asimismo, acercó los bolos al pueblo así como oficios ancestrales. Escribió "Indumentaria popular de Asturias", una obra fundamental en la bibliografía sobre la cultura regional. Durante la dictadura también perteneció a un grupo europeísta llamado "Joven Europa", lo cual le trajo algunos problemas. Sin embargo, también obtuvo sus frutos en esa lucha y lograron dar nombre a la plaza de Europa.

En el museo etnográfico, a la ribera del Piles, permaneció Argüelles hasta 1985, cuando fue destituido de forma polémica de su cargo al frente de la instalación por el gobierno local socialista, que quiso dar un giro al museo. Lance al que, con su habitual discreción, evitaba darle importancia. "Tuve que sufrir a los malvados, pero ya no lo recuerdo bien", señalaba en un homenaje que le organizó en 2012 la asociación L'Arribada en el Centro Gerontológico Jovellanos, donde vivió sus últimos años. Argüelles terminó su actividad laboral en la biblioteca de El Coto, donde se jubiló en 1998. Todavía el pasado mes de septiembre recibía un último homenaje, al que no pudo acudir por su débil salud, y en el que se colocó una placa con su nombre y el de Avelino Moro en el Pueblu d'Asturies. Al mismo asistió su único hijo, llamado igual que el padre. Los restos de Luis Argüelles serán incinerados tras su funeral.