Llega un poco tarde a su primer día de trabajo. No remunerado, pero trabajo al fin y al cabo. Es lo que tiene presidir una entidad deportiva con más de 30.000 socios. Mucha carga y ninguna retribución más allá de la satisfacción. Y que muchos socios te paran para pedirte cosas. Por eso, Antonio Corripio llegó tarde ayer a su primer día hábil al frente del Grupo Covadonga. A las 12.00 horas había quedado con el tesorero de su junta directiva, Joaquín Miranda, para reunirse por primera vez con Jesús Martínez, trabajador del club encargado de su gerencia.

"El camino ahora es mucho más largo que antes", comenta Corripio, con una sonrisa, tras cruzar los tornos del Grupo. Varios socios y algún trabajador le habían parado en el aparcamiento. Se lo toma con humor: "Esto es ahora, al principio. Cuando pasen unos meses será cuando nos empiecen a tirar cosas a la cabeza".

Previamente, Miranda, mientras esperaba por Corripio, se había encontrado con José Manuel López, único integrante de la anterior directiva grupista que acudió el sábado pasado a la toma de posesión de Corripio, que se enfrentó en las elecciones al secretario de esa directiva anterior. "Muchas gracias", le reiteró Miranda recordando su asistencia al acto. "Si es que tiene que ser así, colaboración", contestó López.

Tras saludarse mutuamente a las puertas de las oficinas, Jesús Martínez, director general del Grupo, entregó a Corripio las llaves de su despacho en las instalaciones de Las Mestas. Previamente, el nuevo presidente había sufrido alguna interrupción más en su trayecto por los pasillos del club. "En serio, hay que poner orden aquí", le gritó un socio. "Poco a poco", respondió Corripio.

Asimismo apareció uno de sus vicepresidentes, Tasio del Reguero, quien formase parte de la directiva del expresidente Ángel Cuesta, para saludarle, justo antes de que conociese su despacho, comandado por las réplicas de las cuatro copas Stadium logradas por el Grupo. Allí firmó uno de sus primeros documentos como presidente: el discurso de su toma de posesión, que se ha colgado en la web grupista. En ese momento, Corripio se fijó en uno de los banderines colgados. "Tenemos que arreglar el logo, falta la cuarta copa Stadium", afirmó.

Después de fijarse -quizá por defecto profesional de empresario- en la ergonomía de su mesa de trabajo y concluir que es mejor cambiar de posición la pantalla del ordenador, Corripio y Miranda establecieron con Jesús Martínez unas primeras líneas de trabajo. El nuevo presidente tiene claras sus prioridades: "Preparar la asamblea a la que estamos obligados para presentar nuestro presupuesto y demás, y encargar una auditoría del club. Es importantísimo. No es para buscar nada en concreto, sino para que los socios sepan bien lo que hay".

Miranda, el nuevo tesorero, asiente cuando Corripio habla de la auditoría. "Yo si no, no firmo ni una servilleta", agrega, recalcando la relevancia que tiene para la nueva directiva conocer al detalle el estado de cuentas dejado por la anterior, presidida por Enrique Tamargo.

Ya por la tarde, Antonio Corripio regresó al Grupo Covadonga y volvió a encontrarse con Jesús Martínez, el director gerente, en una reunión que se alargó durante horas. Antes, al mediodía, tuvo que afrontar una cita periodística con una radio local.

La nueva directiva de Corripio pidió ayer numerosos informes a Jesús Martínez. Están preocupados por zanjar la fusión con el Centro y el agujero económico que puedan dejar las facturas por los pleitos planteados por la anterior directiva, reticente a la fusión. Pleitos que quieren terminar. "Dentro de todos los informes que hemos pedido hay uno jurídico. Vamos a eliminar todos los juicios por la fusión que podamos o nos permitan, porque igual si uno está muy próximo a dirimirse, no es rentable quitarlo", explica Corripio, al que le esperan muchas horas en esas oficinas.