Oviedo, Luis MUÑIZ

«Una palabra recorre Cuba, la palabra cambio, que significa libertad, y no sólo la nuestra, sino la de todos los cubanos». Ricardo González, uno de los siete primeros presos políticos excarcelados por la dictadura castrista tras la mediación de la Iglesia católica de la isla y el Gobierno español, defendió ayer a su llegada a Madrid que «el exilio es una prolongación de la lucha» y rechazó que el grupo esté manipulado por el régimen.

Ricardo González, Léster González, Omar Ruiz, Antonio Villarreal, Julio César Gálvez, José Luis García Paneque y Pablo Pacheco aterrizaron ayer en Barajas con sus familias, tras siete años de cautiverio. Para hoy está prevista la llegada de otros tres, y un cuarto lo hará mañana, anunció el titular de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos.

González, que leyó un comunicado en su nombre y en el de sus seis compañeros, asumió que en todos los procesos de diálogo es necesario hacer concesiones. Sin embargo, dejó claro que su actitud en prisión había sido no ceder, y añadió, citado por «Efe», que ahora «cada uno ha tomado el camino que ha considerado conveniente», en alusión a los cinco presos que han decidido permanecer en Cuba pese a figurar en la lista de 52 que el castrismo ha aceptado poner en libertad. Entre esos que se niegan a ser «desterrados» figura Pablo Argüelles Morán, de origen asturiano.

La lista de liberados podría ser mucho más amplia, según anunció Moratinos en la comisión mixta Congreso-Senado para la UE, donde, además de abogar fervientemente por la supresión de la Posición Común europea, reveló que el «compromiso» adquirido por Raúl Castro se traducirá en que «todos los presos políticos de Cuba saldrán de las cárceles». Ahora, aclaró el canciller español, habrá que estudiar «seriamente» cuántos hay.

«Somos el inicio de un camino que puede ser el comienzo de un cambio en el país», aseguraron ayer los primeros presos políticos liberados después de llegar a España. Eso sí, sus excarcelaciones «no son, ni muchísimo menos, el último paso». Es lo que el opositor Guillermo Fariñas llamó ayer en una entrevista a «El País» «una ventana abierta que hay que aprovechar».

En su papel de portavoz del grupo, Ricardo González abogó por que, gracias al diálogo abierto entre la Iglesia católica y el régimen y al «acompañamiento del Gobierno español», el proceso culminará con la liberación de todos los presos políticos, un objetivo por el que, entre otros, lucharon Orlando Zapata, fallecido tras una huelga de hambre y sed de 86 días, y Fariñas.

Los opositores cubanos excarcelados que ayer pisaron suelo español forman parte del grupo de 75 que fueron detenidos en la ola represiva de 2003, la llamada «primavera negra». De ellos quedaban en prisión 52, que son los que el castrismo ha accedido a liberar. Según el Arzobispado de La Habana, son 20 los que, de momento, han aceptado viajar a España, informa «Europa Press». La llegada de los siete primeros liberados no estuvo exenta de polémica. Un grupo de disidentes entre los que se encontraba la representante de las Damas de Blanco en Europa, Blanca Reyes, denunció que no se les conceda el estatus de refugiados políticos y que, «para ganar la libertad», han tenido que ir al «destierro».