A menudo se asocian los neumáticos de invierno con carreteras nevadas o con las condiciones climáticas extremas de países nórdicos. Pero su uso no se restringe sólo a esas situaciones, sino que son recomendables a partir de temperaturas menores de 7 grados centígrados. Una cifra que marca la frontera en la que el compuesto de los neumáticos convencionales comienza a endurecerse, resultando del mismo una pérdida de adherencia al asfalto.

Según la Dirección General de Tráfico, el invierno pasado se produjeron más de 7.300 accidentes en condiciones climatológicas adversas, con la lluvia, el hielo o la nieve entre los principales causantes. Un buen ejemplo es la reducción de hasta un 15 por ciento en la distancia de frenado sobre suelo mojado y hasta la mitad en condiciones de nieve.

El límite de 7 grados por debajo de los cuales el uso de los neumáticos de invierno es recomendable hace que su utilización sea aconsejable en 38 provincias españolas, que son las que tienen una temperatura mínima media inferior a esa cifra durante los meses de noviembre a marzo. Además, estos neumáticos presentan la ventaja de ofrecer mejores prestaciones en muchas situaciones habituales en los meses invernales como lluvia, placas de hielo y nieve.

En condiciones de nieve, los neumáticos de invierno, fácilmente identificables por la inscripción M+S, MS o M&S, que corresponde a las iniciales de "Mud & Snow" (barro y nieve), son una cómoda y eficaz alternativa a la colocación de cadenas.