Castropol,

T. CASCUDO

Las batallas entre Asturias y Galicia no sorprenden en la comarca occidental, donde están acostumbrados a ser testigos de algún lío entre ambos gobiernos cada cierto tiempo. La lengua y la ría del Eo -que separa ambas comunidades- suelen ser el centro de todos los problemas.

Sin ir más lejos, el último roce se produjo el año pasado, a cuenta de un águila pescadora a la que se bautizó como «Panchita». El Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (FAPAS) se propuso recuperar el águila pescadora en el estuario astur-galaico y capturó a un ejemplar al que anilló para poder identificarlo. Esa captura le deparó una multa de la Xunta de Galicia, que consideró que la captura se produjo en la parte gallega del estuario, donde el FAPAS no disponía de permiso para actuar. La organización siempre ha sostenido que la captura se produjo en suelo asturiano. Finalmente, el importe de la multa se redujo a 600 euros.

El nombre del estuario también suele ser motivo de discusión entre uno y otro lado del Eo. Hace cuatro años que el Ministerio de Fomento decretó que el nombre oficial debía ser Ría de Ribadeo, algo que no se acepta en Asturias, donde continúa denominándose al estuario por el nombre del río.

Pero las luchas más duras siempre son a cuenta del idioma y de las pretensiones de los nacionalistas de operar en el occidente asturiano. Una pelea sonada tuvo lugar en 2009, cuando el gobierno gallego quiso ampliar la cobertura de su televisión autonómica en Asturias. También en 2010 se armó un buen lío cuando el entonces recién elegido presidente de la Real Academia Galega, el escritor gallego Xosé Luis Méndez Ferrín, solicitó la oficialidad de la lengua asturiana en el Principado, salvo en la franja entre los ríos Navia y Eo, para la que reclamó la oficialidad del gallego. Ferrín defendió entonces que el gallego era, junto al castellano, la única lengua de la zona.