En Vegadeo acaba de reunirse medio centenar de ganaderos para pedir que el Principado declare al lobo especie cinegética y se le puedan meter un par de tiros entre pecho y espalda cuando esté en plena faena depredadora o cuando aceche al ganado. Acudieron a la protesta algunos alcaldes socialistas, que hay que pensar que habrán hecho llegar a Oviedo, a los despachos de los compañeros de partido que mandan, esas reivindicaciones. La situación es tan grave que Mercedes Cruzado, que de esto sabe mucho más que algunos políticos porque es sindicalista, pero fundamentalmente ganadera, ha declarado que el lobo está acabando con la ganadería de pasto. Así de claro.

Más hacia el centro, por la comarca de Valdés, ya han visto lobos muy cerca de la playa y esta circunstancia puede que sea motivo para que los defensores del lobo preparen desde Oviedo la solicitud de alguna subvención para que en los arenales centrales y occidentales se instalen el próximo verano, pese a la crisis económica, sombrillas adecuadas para que los lobos, con la panza llena una vez que bajen de Brañaseca, Lendepeña, Las Cruces, La Mortera, La Rondiella y la misma Arcallana, puedan hacer turismo marino protegidos por el sol. Y hasta puede que se les otorguen las subvenciones, porque hay que recordar aquellas ayudas dadas para el desarrollo de la tortuga en Somalia donde precisamente la tortuga tiene que llevar el agua en cantimplora.

La consejera de Agroganadería, la praviana María Jesús Álvarez, acaba de declarar que los funcionarios de su departamento están haciendo un gran esfuerzo para poder pagar antes de que acabe el año los dos millones de euros largos que se les deben a los ganaderos asturianos por las reses que se merendaron los lobos en las últimas campañas depredadoras. Cobrar después de dos años de tener las pérdidas no es precisamente celeridad funcionarial.

El ex alcalde de Cudillero, Quico para amigos y vecinos, tiene la experiencia de que en su concejo se construyó un corralito de gran tamaño para que pastase dentro el ganado de Armando el de Brañaseca y el de otros ganaderos de la comarca, pero el lobo «afuraca» por debajo de la alambrada y toda la instalación supone una inversión tirada en el monte. Como ahora Quico es diputado, al igual que Marcelino, que hasta hace poco gobernó en Tineo, tiene ahí la Consejera a dos buenos asesores para reunirse, el tiempo que haga falta, con la titular que lleva la cosa del Medio Ambiente y estar a pan y agua, con despacho cerrado, hasta que encuentren una solución al grave problema. Tienen que decidir entre el lobo y el ganadero.

Se pide que el lobo sea declarado especie cinegética. Pero hay comunicados de las organizaciones que se mueven más y con mejores resultados que las campesinas, en los que se asegura que muchos ganaderos suben a ver sus reses una vez al mes y que viven de otro trabajo. Esa afirmación es una falta de consideración para el sector ganadero, que llevaba siglos conviviendo con el lobo, metiéndole unos perdigonazos cuando atacaba al ganado, y el lobo subsistió. Pero como dijo en una asamblea multitudinaria el ganadero Jesús el del Barrio, de Mallecina de Salas: «Ahora hay muchos llobos de corbata». Jesusín es un filósofo.