"Todos los que estáis aquí tenéis un potencial, un talento, que debéis encontrar y trabajar, con paciencia y perseverancia". Es el consejo que dejó el científico Carlos López Otín a los alumnos de Villayón y Grandas de Salime. El investigador condujo a los escolares a través de un emocionante viaje que partió hace millones de años, con el inicio de la vida, y que desembocó en los avances robóticos que aguardan en el futuro. Una historia de la evolución protagonizada por las moléculas que tan bien conoce el catedrático de Bioquímica de la Universidad de Oviedo.

López Otín tuvo la deferencia de visitar el colegio de Villayón para exponer a los estudiantes su visión del mundo, el trabajo que desempeña en la lucha contra las enfermedades y los avances que se han producido en este campo en los últimos años. El científico no paró de mencionar a figuras como Einstein, Newton o Darwin, además de al asturiano Severo Ochoa, como referentes universales para el avance de la ciencia.

"Por una casualidad, una molécula comenzó a dividirse y generó la vida. Toda la vida que existe en el planeta deriva de una única célula de hace 3.800 millones de años", comenzó Carlos López Otín. Poco a poco esas células se convirtieron en organismos, y la evolución ha hecho el resto hasta el día de hoy. "El cuerpo humano está formado por cien billones de células, y el cerebro, por cien mil millones de neuronas", expuso el catedrático para dar muestra de lo complejo que resulta el organismo de cada persona.

De entre todas, López Otín destacó la molécula de ADN, que tanto ha estudiado, por ser "la que guarda la información, las instrucciones para la vida". Es el genoma que se hereda de los padres. Esta información, señaló Otín, "es una brújula, pero después somos responsables de lo que hacemos". Y puso como ejemplo al tenista Rafael Nadal, que heredó, sin duda, grandes facultades físicas, "pero sin un entrenamiento muy duro no habría llegado hasta donde está".

Por todo ello, el biólogo molecular animó a los jóvenes a buscar "su talento", aquello "para lo que están llamados a hacer en el mundo", y a aprovechar cada una de las oportunidades. Y recordó que, en cierto modo, todos los humanos proceden de África, el origen de todo. "Podemos ser distintos por fuera, con otro color de piel, otra altura, pero eso es algo anecdótico. Las diferencias no están en el exterior, están en el interior", afirmó López Otín.

Sobre su labor investigadora, el profesor expuso que trabaja para conocer mejor y combatir las enfermedades. "Llega un momento en que se nos estropean las piezas y llega la enfermedad. Hay un tiempo para todo, y también un tiempo para vivir con enfermedades. Para curar esas enfermedades hay que entenderlas", señaló. Por ejemplo, en el campo de las enfermedades hereditarias, con seis mil diferentes que afectan a varios millones de niños. "Tan sólo se conocen la mitad. Espero que vosotros estudiéis y podamos conocer alguna más", animó López Otín.

Gracias a sus investigaciones, Otín y su equipo han conseguido rejuvenecer varios años células enfermas. Sobre el cáncer, otra de sus especialidades, reconoció que se trata de una enfermedad "muy compleja" y para la que no habrá una cura universal. "Cada tumor requerirá un tratamiento diferente", advirtió el catedrático. A la pregunta de un escolar de cuál es el mejor premio, el investigador no dudó en contestar que es el respeto y la admiración de sus discípulos.

Para los escolares dejó un último consejo: "No os olvidéis de estudiar, también lo que hay en los libros, no sólo en las pantallas. Sabed que son necesarias paciencia y perseverancia para aprender, y que en la vida es perfectamente válido equivocarse y tener dudas. También es bueno, a veces, salirse de la norma, hacer algo original", remató.