ada más luminoso que las «poselecciones»: todo lo ocultado sale a la luz, ¡menuda democracia de baja calidad tenemos!

En diciembre, por ejemplo, falleció un ciudadano por el mal de las «vacas locas» y en febrero, otro. Pues bien, hasta abril, hasta pasadas las elecciones, ni mu.

¿Y la economía?

Quienes en febrero alertaban de la que ya estaba armada eran tachados, literalmente, de antipatriotas.

Ahora, sin embargo, titulares espectaculares: «España sufrirá el mayor frenazo entre las economías avanzadas». Pasaron las elecciones, la gente votó creyendo que apenas transitábamos por una turbulencia pasajera -«para abril todo arreglado», llegó a decir un líder progresista-, ande yo caliente en la Moncloa otros cuatro años y ríase la gente.

Las cifras son de espanto.

La economía creció el año pasado un 3,8 por ciento. Para éste se anuncia un 1,8 por ciento. Una caída espectacular. Por debajo del 2 por ciento se destruye empleo a manta. Y, lo que es peor, ese 1,8 es una media anual, lo que indica que tras el verano estaremos en algo así como un 0,8 por ciento. Traduciendo: otro millón de parados en menos de un año o, tal que indicaba el titular antes apuntado, la mayor crisis de Occidente, del Primer Mundo, de la OCDE, de las democracias o como quieran ustedes decirlo.

Así las cosas, el pacto PSOE-PP es impepinable y urgentísimo porque a la crisis económica -la mayor del mundo libre, insisto- se suma una quiebra política tremenda: la liquidación de España a manos de los separatistas.

¿Qué pacto? Debe liderarlo ZP. ¿Con quién? Caben tres opciones:

1) Con Rajoy en la línea que llevaba hasta ahora, lo que conducirá al PP a una victoria electoral arrasadora en 2012: si avanzó lo que avanzó con bonanza, ya me dirán con una crisis tremenda.

2) Con Rajoy-Soraya. El astuto ZP le echará la culpa de la crisis económica y volverá a ganar en 2012.

3) Con Gallardón: tendremos PSOE -y crisis- hasta 2052.