A pesar de llevar doce años en el Congreso de los Diputados, Zapatero era un desconocido para el pueblo español cuando es elegido para la secretaría general del PSOE. No había sido ministro, ni ocupado cargos relevantes a nivel nacional durante los mandatos de Felipe González. En el año 2004, tras el mayor atentado terrorista en Europa desde la II Guerra Mundial, llega a presidir el Gobierno de España, sin olvidar la torpe gestión del PP, acompañada de la decisiva intervención el 13-M (jornada de reflexión) del señor Rubalcaba, que sabía del atentado mucho más que los señores Aznar y Acebes juntos, con una afirmación histórica e inolvidable: «España no se merece un Gobierno que miente». En estos cinco años y medio, ZP ha mentido más que Pinocho en setenta. Los genios del PP le han llamado «bobo solemne» y «perfecto imbécil». Al sonriente leonés se le puede calificar de mentiroso, siniestro, taimado, ladino, mas nunca bobo o imbécil. La mejor definición es: «joven-viejo-zorro leonés».

ZP encarna el grupo político que está dinamitando el Estado que nace con la ejemplar transición democrática de 1978. Todo ello, por su interés personal de mantenerse en el poder. Recordemos que dentro de un año hay elecciones en Cataluña y en el primer semestre de 2010 la Unión Europea estará presidida por España. Es una nueva clase política irresponsable, sin preparación profesional, pegada a los aparatos dirigentes de su partido. Gentes que no han trabajado nunca de verdad, parásitos de la vida pública que nunca irán al paro. Todo es posible en una sociedad anestesiada.

El gran Juan Velarde acierta, como siempre, al valorar el reparto de la bolsa del Estado cuando afirma: «Es el primer paso hacia la constitución de Cataluña como nuevo territorio foral, junto a Navarra y al País Vasco. Los derechos forales suponen un privilegio, una situación muy especial respecto al resto. Si Cataluña aumenta sus ingresos, los demás perderán».

Por todo lo expuesto, la vicepresidenta segunda del Gobierno de España ha tenido la desfachatez de declarar: «Es razonable que no digamos quién queda por encima o debajo de la media per cápita». ¿Cómo permite el PP semejante escarnio? ¿Los socialistas van a tolerar que se ignore y pisotee uno de sus sagrados principios, como es la igualdad? LA NUEVA ESPAÑA, en su editorial del 19 de julio, es clara y contundente: «La nueva financiación es un despropósito que Asturias puede pagar caro».

PD. Tres años duran las deliberaciones del Tribunal Constitucional para adecuar el Estatuto de Cataluña a la Carta Magna. El lamentable papelón que están interpretando diez juristas del máximo prestigio sólo es posible en la España de ZP. Sin olvidar la insólita escena con la bronca pública, en un desfile militar, de una mediocre profesional de la judicatura, temporalmente en la Vicepresidencia del Gobierno, a la presidenta del Tribunal Constitucional. ¡Qué país!