Murió el abuelo de Majaelrayo del anuncio aquél de los noventa: el que preguntaba si el Madrid había vuelto a ser campeón de Europa y si Franco estaba muerto. Descanse en paz, el hombre.

Entre la imagen evocadora de una España pretérita de entonces y esta otra de finales de la primera década del siglo XXI, que nos conduce por el sumidero de la Historia a la ruina económica, no ha pasado tanto tiempo y, sin embargo, parece como si hubiera transcurrido un siglo. Tampoco estaban las cosas demasiado bien en la economía y en la política, en general, cuando se filmó el spot publicitario de Guadalajara. Es más, las cosas estaban bastante mal y el felipismo todavía duraría otros tres años con un insoportable mal aliento a corrupción. La peseta temblaba como una hoja en medio de un vendaval y no pasaría demasiado tiempo hasta que un ministro llamado Solbes empezase a jugar de manera desasosegante con el nudo de la corbata. Un político en apuros lo primero que hace es llevarse la mano a la corbata para desaflojar el nudo que le oprime.

Solbes, en esta segunda etapa de su carrera económica ministerial, también acabó agobiado por el nudo de la corbata. Por eso, dejó paso a la única persona dispuesta ser ministra sin serlo realmente; es decir, a que el ministro de Economía acabe siendo el propio presidente del Gobierno. De la misma manera que el presidente del Gobierno ejerció en los años de bonanza de titular de Exteriores. La diplomacia en estos momentos sólo cabe atenderla recibiendo las órdenes de Obama y de Bruselas para seguir con el tijeretazo.

En una próxima recreación del abuelo alcarreño, si es que se le ocurre alguien seguir explotando la vena entrañable de los ancianos apegados al terruño y si el terruño existe para entonces, es posible que a los publicistas se les ocurra que alguien pregunte «qué es de aquel Zapatero» y de aquella ministra escuálida que hoy tan alegóricamente encarna la debilitada economía española. Quede claro, sólo encarna.