Opinión

Bulos de mal asiento

Una interpretación del anuncio de que Barbón será de nuevo candidato a la FSA y al Principado

Es muy posible que el inesperado anuncio de Barbón en la asamblea de la FSA del pasado miércoles, donde aseguró que repetirá como candidato a liderar el partido en Asturias y después como cabeza de cartel en las próximas autonómicas, tenga que ver con el interés de retirar del foco de la escena política nacional a Adriana Lastra, a quien un bulo de mal asiento había situado de nuevo -o lo hizo en esos convulsos cinco días del “me voy, pero me quedo” de Sánchez- en los tejemanejes del post-sanchismo.

Que fuera justamente Lastra quien, en esa reunión de animosos socialistas, instara con vehemencia a Barbón a dar públicamente un paso de los que ahora no tocan, confirmaría esta tesis, la de resguardar a la que fuera durante cinco años vicesecretaria general del PSOE de recientes dimes y diretes. Máxime cuando quien fuera su valedor sigue al frente del partido tras una “profunda reflexión” que se convirtió en hazmerreír planetario tanto por el fondo como por las formas.

El innecesario, en este momento, “yo sigo” del presidente asturiano al reciente estilo Rígoli de su jefe, le sitúa en un plano similar a Sánchez, quien tal vez, si en algún momento se planteó la despechada dimisión, comprendió que no tenía detrás a nadie a quien encomendar con certeza el mando en plaza. Así, este paso insospechado del líder de la FSA podría dar pie a incurrir en idéntica interpretación. ¿Acaso no hay ningún cargo socialista en Asturias capaz de encarar el mandato de la militancia que no sea quien ya se postula para un tercer mandato regional cuando se ha cumplido apenas un año de legislatura autonómica? Pero esa lectura de los hechos será también, dirán, otro bulo de mal asiento.

En estos momentos, Adriana Lastra prefiere influir a mandar, a sabiendas, como recomienda las normas del marketing, que es más rentable la influencia que la autoridad. Además, en un vuelo con turbulencias, lo mejor es reservar asiento del avión en las alas, donde las perturbaciones se notan menos y se hacen más llevaderas. Que piloten otros.

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