PSOE contra PP, Asturias y Cantabria contra Castilla y León, pastores contra lobos, ecologistas contra empresarios, jabalíes contra urogallos, montañeros contra propietarios, comunidades autónomas contra Administración central... Demasiados intereses contrapuestos en el parque nacional de los Picos de Europa. Imposible agradar a todos. Gestionar un parque tan complejo como éste -integrado por tres comunidades autónomas, diez municipios, 64.660 hectáreas y veinte núcleos habitados- es una tarea muy difícil. Aquí dos y dos nunca son cuatro. Ni con Alfonso XIII, ni en la dictadura de Primo de Rivera, ni en la República, ni en la dictadura franquista, ni en democracia ha funcionado el parque como es debido. Cada cambio de gobierno se traduce en un año largo de parón y de revisión de planes y proyectos. Y en el parque coinciden catorce gobiernos. En los Picos hay una verdad distinta en cada concejo, en cada valle, en cada cabaña. Ojalá el traspaso de competencias sirva para hallar un mínimo común múltiplo.