Fresnosa (Piloña),

Lucas BLANCO

A veces el empeño de unos pocos hace que consigan más de lo que muchos jamás habían soñado. Es el caso de los vecinos de Fresnosa, un pequeño pueblo piloñés de apenas unas cinco viviendas y diez habitantes que en cuestión de meses ha conseguido restaurar su vieja capilla a base de las aportaciones en forma de trabajo y dinero de sus escasos feligreses.

Las tristeza que provocaba entre los vecinos del pequeño pueblo el ver como la vieja capilla se iba desgastando poco a poco hasta el punto de que su tejado se encontrase al borde del derrumbe fue lo que movió a la creación de una comisión en la que Rafael Antonio García y Juan Ramón Huerta fueron los fundadores con el único objetivo de su completa restauración.

La buena acogida a la iniciativa fue tal que en poco tiempo personas naturales del lugar, pero que viven en otros puntos de dentro y fuera de la región, se interesaron en formar parte de una sextaferia en la que no faltaron ofrecimientos para trabajar. «Pintura, electricidad, fontanería? cada uno colabora en lo que puede», señala Huerta, recordando la destacada labor de las mujeres mayores del pueblo a la hora de la labor de restauración. «Ellas se desvivieron en restaurar, las imágenes y el retablo y lo hicieron de manera espectacular», añade.

De igual manera, desde la comisión mostraron su sorpresa al ver como, en tiempos de crisis, la aportación económica vecinal alcanzó tales niveles de generosidad que sirvió para cubrir los trabajos más complicados. «Jamás pensamos que sería tan fácil recaudar los 18.000 euros necesarios para la obra del tejado y los drenajes», apunta el fundador de la comisión.

Por el contrario, en Fresnosa advierten de que la colaboración municipal en la etapa de Camilo Montes como alcalde fue nula, si bien muestran cierta comprensión ante este abandono. «Es muy difícil que un gobierno socialista financiase el arreglo de una capilla, pero sólo pedíamos algún aporte de medios», recuerdan, al mismo tiempo que hacen una petición a la nueva alcaldesa para colaborar. «Queremos que el nuevo gobierno local nos facilite una carpa para hacer la inauguración oficial en marzo del 2012», demandan.

Para dicha cita, que posiblemente se trasladará al sábado de la semana en la que tiene lugar la festividad de San José, tienen pensado celebrar una gran fiesta en la que tomen parte todos los que de alguna manera hicieron posible la recuperación de la capilla. «El objetivo es reunir a alrededor de un centenar de personas vinculadas al pueblo y revivir los viejos tiempos por un día», explica un Juan Ramón Huerta que, además, ya tiene entre ceja y ceja un nuevo proyecto: aprovechar la fuente del pueblo en beneficio de sus habitantes. Algo que ya nadie duda que se conseguirá, pero llevará su tiempo.