Melarde (Piloña),

Lucas BLANCO

Con tanta o incluso más efusividad que si el Gordo de la lotería de Navidad hubiese caído en sus tierras, los vecinos del pequeño pueblo de Melarde han festejado la llegada al mundo del pequeño Pedro Méndez, que supuso el punto y final a una ausencia de nacimientos que duraba 16 años, ante la desesperación de un vecindario cada vez más envejecido.

El reloj marcaba las 00, 30 horas del miércoles en la maternidad del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) de Oviedo cuando Pedro Méndez llegó al mundo sin saber que en su pueblo ha originado un gran jolgorio. La junta vecinal manifestó ayer en nombre todos los vecinos sus mejores deseos para los padres de la criatura, Juan Carlos Méndez Díaz y Bárbara Estrada Marina, a los que felicitaron públicamente por la buena nueva e incluso animaron a continuar contribuyendo en el rejuvenecimiento de Melarde.

La noticia corrió como la pólvora por todas las casas de un pueblo que apenas cuenta con poco más de medio centenar de habitantes, de los cuales, gran parte son personas mayores que ya esperan ansiosos la llegada al pueblo, prevista para hoy de Pedro Méndez, que a partir de ahora será el centro de atención de todo el vecindario.

No obstante, el bebé no será el único niño del pueblo ya que, si bien es verdad que en más de cinco lustros no ha había habido ninguna alumbramiento entre las familias locales, hace unos cinco años fue adoptada por una familia local la niña Catia Sierra que, hasta el pasado miércoles, ostentaba el título de habitante más joven de esta localidad ubicada entre Infiesto y Villamayor.