Directora de la Escuela Hogar Reconquista de Cangas de Onís

Cangas de Onís,

Alba SÁNCHEZ R.

Carmen Menéndez González, natural de Oviedo, desempeña el cargo de directora de la Escuela Hogar Reconquista de Cangas de Onís desde hace 12 años, aunque con anterioridad ya había estado en el cargo en los años 1985 y 1986. Reconoce que la escuela cambió mucho desde que llegó por primera vez. Pese a tener su plaza en la capital del Principado, se siente muy a gusto compartiendo la vida diaria durante toda la semana con sus 21 estudiantes y por el momento no lo cambia por nada. Sabe que es un privilegio que sean tan pocos porque así es más fácil tratar a cada uno individualmente. Unas veces hace de profesora y otras de confidente, casi es una más de la familia.

-¿Cuándo nació la escuela hogar?

-En 1978, cuando se cerraron la mayoría de las escuelas rurales. Aunque no estaba ubicada aquí, sino en otro edificio perteneciente a las instalaciones del Ministerio de Educación, en le que hoy está ubicada la escuela infantil de bebés hasta tres años.

-¿Qué fue lo que promovió su creación?

-La idea de esta y de todas las escuelas hogar es la de acoger a los niños de las zonas dispersas rurales, ya que aparte de cerrar las escuelas rurales no había tampoco transporte escolar y los niños tenían muchas dificultades diarias para poder acceder a los centros. Aquí podían vivir durante la semana, incluso los fines de semana, en el caso de los niños de Sotres o de Bulnes, por poner unos ejemplos. Sobre todo en épocas de invierno tenían difícil el acceso desde sus hogares.

-¿Se mantiene esa idea de los inicios?

-No. El modelo ha dado un giro hacia un colegio de internos. Antes era gratuito para todos los niños de las zonas rurales; hoy en día, con el despoblamiento de los pueblos y el acceso facilitado por el transporte escolar, ha pasado a ser una opción de pago para las familias que lo deseen, tanto del municipio como fuera de él.

-¿Una especie de colegio mayor?

-Más o menos. Los chavales que quieren cursar estudios específicos como bachiller de Artes y no tienen en sus lugares de origen pueden optar a una plaza en el instituto de secundaria de la ciudad. En estos momentos tenemos tres grupos que vienen de todo el territorio oriental, incluso del centro del Principado, otro grupo que no tiene instituto en su municipio y algunos con alguna necesidad familiar. Pagan una cuota mensual de 220 euros de lunes a viernes.

-¿Cuántos alumnos hay y qué capacidad tiene la escuela?

-Hay 21 este curso, pero tenemos capacidad para 22. Al ser un grupo tan reducido somos como una gran familia.

-¿Es el único centro de estas características de la comarca oriental?

-Sí, pero, en el Principado hay otras dos, aunque de mayor volumen que el nuestro, en Belmonte de Miranda y Cangas de Narcea, que abarca más bien a los chavales del occidente asturiano.

-¿Y qué lo diferencia?

-Como tiene la peculiaridad de su reducido tamaño podríamos decir que somos una gran familia, como ya he dicho. Muchas familias se sorprenden al ver la escuela hogar y la comparan con un hotel rural.

-¿Tiene mucha demanda?

-No tanta, depende del curso escolar. Este año excepcionalmente no llegamos a cubrir, nos sobró una habitación. En su día sí que se cubrían con creces y llegamos a albergar a 67 niños con el mismo espacio. Ahora no se puede comparar con las necesidades y exigencias actuales, las habitaciones albergan un máximo de tres usuarios.

-¿Puede quedar alguien sin plaza?

-Alguna vez nos pasó, ya que ahora es un número limitado de plazas y no es posible ampliar. Las solicitudes se cogen por orden de rigurosa reserva.

-¿Aquí hay fracaso escolar?

-Muy poco. Los chavales que vienen en la actualidad ya tienen una perspectiva de futuro y saben a lo que vienen, sobre manera los de bachiller. Quizás en alguna asignatura tropiezan algo más, pero para eso estamos nosotros aquí, para ayudarlos en lo que necesiten.

-¿Hay alguna infraestructura que eche de menos?

-Año a año se va mejorando para que los chavales se sientan como en casa. Quizás necesitaríamos un pequeño comedor propio para no tener que salir a la instalaciones del colegio de primaria donde vamos cada día a realizar las comidas, auque no es un gran problema.

-¿Realizan actividades?

-Sobre todo los de secundaria, ya que los de bachiller casi no tienen tiempo por el alto nivel de estudios. A veces hacemos campeonatos de fútbol, baloncesto y cosas así.

-¿Hay casos de rechazo o falta de integración?

-Todo lo contrario. El ambiente es muy bueno y se apoyan unos a otros, dado que todos están en las mismas circunstancias, alejados de sus familias, y se sienten como una gran familia. Miran unos por otros.

-Por lo que he entendido, cualquier persona puede acceder a la escuela hogar.

-Por supuesto, pueden venir del propio Cangas e incluso de otras comunidades vecinas como ya fue el caso de un niño de la localidad leonesa de Oseja de Sajambre. Muchas familias ven el centro como una solución si tienen que trabajar fuera de sus lugares de origen temporalmente o por otras circunstancias.

Cangas de Onís,

Alba SÁNCHEZ R.

Si de algo puede presumir la Escuela Hogar Reconquista de Cangas de Onís, aparte de una ubicación tranquila que permite el buen estudio de los 21 chavales que la habitan de lunes a viernes, es de que forma una gran familia. Todos vienen con el mismo objetivo: aprobar el curso escolar en un ambiente tranquilo y propicio para ello. En ese empeño son ayudados por cuatro profesionales del magisterio para que todo el trabajo llegue a buen puerto.

La escuela tiene una capacidad de 22 internos, pero no hace muchas décadas llegó al albergar hasta 67, la mayoría de primaria. Además, cuenta con tres profesores: Pablo Palacios Sánchez, de Cangas de Onís; Ana Eva Feito Blanco, de Ribadesella, y Rebeca Fernández Miranda, de Gijón. La directora, Carmen Menéndez González, es de Oviedo. Todos ellos tienen en común el interés por que los jóvenes se formen y adquieran unas disciplinas. Y su mérito es indudable: duermen de dos en turnos voluntarios para mayor seguridad de los chavales, aunque a uno de ellos no le computen las horas lectivas. Se levantan para ir a su respectivos centros escolares, luego comen todos juntos en el comedor escolar del centro público en el que está inmersa la escuela y disponen de un poco de tiempo de ocio antes de comenzar la tarde con sus sesiones de estudio.

A las cuatro de la tarde, en las salas que disponen de mesas de estudio, comienzan su primer turno de estudio hasta las seis de la tarde. Tras un pequeño descanso se sigue con la segunda parte del estudio, dirigido o apoyado por los cuatro profesores, hasta las ocho y cuarto de la tarde. A esa hora vuelven al comedor a cenar, antes de la ducha diaria y del tiempo de ocio, en que pueden descansar en el salón viendo la televisión como en cualquier hogar o recibiendo las llamadas de amigos y familiares. Algunos, sobre todo en épocas de exámenes, siguen la jornada de estudio, en la que cuentan en todo momento con los profesores para una atención individualizada.

Un día a la semana salen por la tarde a la ciudad canguesa para recrearse todos juntos, siempre acompañados, puntualizaba la directora, pues aunque alguno sea mayor de edad es una de las normas del centro.