Güerres (Colunga),

Patricia MARTÍNEZ

Más de setenta años después de que la capilla de Santa Catalina de Alejandría, en la localidad colunguesa de Güerres, cayera parcialmente, los feligreses volverán a escuchar misa en su interior este domingo, a las cuatro y media de la tarde. Será gracias al esfuerzo entusiasta de un grupo de vecinos que ha constituido una asociación para recuperar el templo, del que hay constancia escrita desde 1590.

Juan Riestra es el presidente de la comisión local de fiestas, un órgano muy dinámico que además de lo lúdico tiene interés en involucrar al pueblo y rescatar su memoria. Su abuela, por ejemplo, recuerda haber asistido a misa en la capilla que ahora centra su esfuerzo e ilusión. «Estaba abandonada, cuando la Guerra Civil cayó parcialmente y hacia el año 1990 acabó de caer», relata Riestra. En la capilla queda una viga que marca la parte del techo que resistió durante la mayor parte del siglo XX, hasta la zona del altar. En este mismo espacio aún se diferencian las tres alturas que tenían los altares antiguamente y se puede ver el tronco de un árbol enraizado con fuerza en el suelo del templo, fruto del abandono que ha sufrido hasta ahora.

El resto del árbol y los escombros que se desplomaron con la techumbre han permanecido en su interior hasta que los vecinos de Güerres se unieron en sextaferia y durante varios sábados despejaron la zona para hacerla accesible. El domingo, día de Santa Catalina, se reunirán de nuevo para «limpiar la entrada, habilitar una rampa y colocar bancos que tenemos de la fiesta. Si llueve, colocaremos un toldo», relata el presidente de la comisión y uno de los impulsores de esta iniciativa. A la ceremonia religiosa, en la que darán a conocer su proyecto, asistirán el párroco de Colunga, Gaspar Muñiz, y el archivero de la catedral de Oviedo y del Archivo Histórico Diocesano, Agustín Hevia Ballina.

Contará además con la actuación del Coro «Llastrín» y a los miembros de la asociación les gustaría que estuviera su presidente honorífico, Severino Rubiera, que fue párroco de San Juan de Duz -a la que pertenece Güerres- hasta que hace poco se jubiló. El propósito de los vecinos es recuperar la capilla a base de sextaferias y donaciones para, con lo recaudado, financiar trabajos como el de la estructura, del que se encargará una empresa. Tendrán un número de cuenta para recuperar esta joya patrimonial, hasta ahora en manos de la maleza.

Riestra añade que entre sus objetivos también está «saber un poco más» acerca de los siglos de historia que acumula la capilla. Para ello cuentan con el Arzobispado de Oviedo, algunos de cuyos miembros acudirán a Güerres para intentar datar el templo. Hevia explica que la capilla «tuvo aneja la Cofradía de Santa Catalina de Alejandría, que se dedicaba a ofrecer sufragios de misas por los cofrades difuntos». A esta cofradía no solamente se afiliaban feligreses de San Juan de Duz, sino que también tenía de muchas otras parroquias del arciprestazgo de Colunga. El archivero añade que la capilla tuvo «un cierto esplendor y en 1854 se le añadió un cabildo amplio con unos buenos ventanales destinado a la escuela». Hasta entonces, el tiempo en que no se usaba para el culto se utilizaba para escuela, pero «para separar ambas funciones, los vecinos optaron por esa ampliación que consta documentada». Al igual que hay constancia escrita de todo lo sucedido entre 1590 y 1855, período del que se conservan los libros de la capilla. Hevia destaca que en Güerres hay «gran interés en llevar adelante la restauración» y añade que su experiencia con «estas obras de vecinos es que si se toman con empeño acaban saliendo adelante».