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Un referente educativo en la comarca

Reconversión ecológica en Luces

El instituto colungués ha hecho su cabaña ganadera más sostenible y ha recuperado un invernadero de 2.000 metros cuadrados para usar como aula

Miguel Naula, Javier Soto, Pedro Corripio y Catherine Naula, alumnos de Luces, P. M.

Se dedican a formar agricultores y ganaderos y han comenzado una transformación que predica con el ejemplo. El instituto de Luces, en Colunga, está inmerso en una gran transformación hacia la ganadería y la agricultura ecológicas. Este cambio implica, además, un mejor aprovechamiento de todas las instalaciones del centro y una firme apuesta por la innovación educativa.

El instituto se parece a una ciudad en miniatura. Algo más de 300 personas -247 alumnos, 43 profesores y 16 empleados de administración y servicios- habitan los 2.000 metros cuadrados de superficie construida en las 47 hectáreas que integran el complejo. El nuevo equipo directivo firmó en 2012 un contrato-programa con la Consejería de Educación que implicaba, entre otros, "una gran reestructuración de las instalaciones y de las labores agroganaderas", explica la directora del centro, Elsa Carbonell.

Luces llegó a reunir un rebaño de 125 frisonas, animales en producción intensiva que ha reducido, mediante subasta pública, a unos 55. "El objetivo es adaptar el tamaño del rebaño a la superficie productora del centro para ser, en la medida de lo posible, autosuficientes y no depender de suministros externos", apunta Carbonell antes de añadir que no disponen de recursos para sufragarlo.

Ahora introducirán otros rebaños, "buscando la diversidad productiva", y pasarán a formar parte de la granja ejemplares de asturiana de los valles, pita pinta y un rebaño de oveya xalda. Su idea es, subraya la directora, "tener una pequeña representación de las especies autóctonas del Principado". Estos nuevos habitantes se adquieren, como todo en Luces, para el aprendizaje de los alumnos, pues endienten que la explotación "es un recurso didáctico al servicio del alumnado".

Las que ya producen de forma ecológica son las abejas del apiario, y ahora quieren conseguir la certificación del Consejo De La Producción Agraria Ecológica De Asturias (Copae) -que ya tienen en la producción agrícola- en el resto de la producción ganadera.

El cambio en Luces también pasa por recuperar las instalaciones que hasta ahora estaban en desuso o enajenadas a empresas externas al centro, como sucedería con un invernadero de 2.000 metros cuadrados que han convertido en una gran aula. El invernadero está dividido en cinco capillas o sectores y los tres centrales se dedicarán a la producción hortícola, con rotaciones de los cultivos que darán diversidad y facilitarán "que el agrosistema funcione", explica Luis Alonso Cardeñoso, el jefe de estudios.

Éstas, a su vez, estarán divididas a la mitad, lo que dejará seis espacios para que los diferentes cultivos roten cada año. Siempre habrá tomate, pimiento, berenjena, cebolla, zanahoria o repollo pero cada vez cultivado en un espacio diferente, para favorecer al suelo. En uno de los extremos habrá producción de planta forestal y ornamental, otro de los recursos didácticos de Luces, y en el otro reunirán los proyectos de compostaje.

Éstos son la vermicultura, la producción de abono con la ayuda de lombrices, y el proyecto para producir biogas. Para esto último emplean un "biodigestor", que a partir de los purines de las vacas y mediante la digestión anaeróbica genera gas metano. Cardeñoso describe cómo "se embolsa y lo van a usar los alumnos en unos hornillos para realizar los preparados", también ecológicos, que posteriormente echarán a los cultivos.

Luces se está convirtiendo en un gran engranaje cuyo motor es aprender y aprovechar los recursos, ambas cosas al máximo, y la segunda al servicio de la primera. Así, han recuperado un aula taller que hasta ahora era un almacén impracticable y están trabajando para rehabilitar una de las viviendas del complejo para espacio de herramientas y vestuario de los alumnos.

La redistribución de los recursos también ha permitido adquirir mucha maquinaria. Lo compraron "con el dinero que se obtuvo reorganizando la ganadería y haciéndola más productiva", detalla Elsa Carbonell. El centro cuenta ahora, sin pedir presupuesto adicional, con una rotoempacadora, una máquina repartidora de estiércol, una desbrozadora mecánica, un autocargador, una segadora y una mini-pala.

Compraron esto con la intención, relata la directora del centro, de "ser autosuficientes y autónomos, pues antes todo se alquilaba y dependíamos del exterior para todas las tareas de tipo agrícola relacionadas con la ganadería". Además de depender cada vez menos de factores externos, en el instituto colungués serán, muy pronto, sus propios suministradores de alimentos.

Será con la creación de la "Asociación Agroecológica La Granja de Luces", creada para que los alumnos gestionen la producción agroecológica en un grupo de consumo. El colectivo está abierto a toda la comunidad educativa, que podrá surtirse de la huerta del centro, y, apunta Cardeñoso, "si la cosa va bien, puede que tengamos exceso de producción", con lo que lo abrirían a exalumnos y exprofesores de la renovada "ciudad" de Luces.

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