Ángel FIDALGO

Los vecinos de La Corredoria pudieron ayer ponerse en el lugar de las personas con movilidad reducida, gracias a la campaña del Centro Alfalar, que impulsa el proyecto «La Corredoria a través de ...», y va enseñando el barrio desde la perspectiva de diversos colectivos.

Ayer, con la campaña «Ponte en mi lugar», varias personas con discapacidad recorrieron el barrio, señalando con pegatinas los obstáculos que les hacen la vida más difícil. Además, ofrecieron a los residentes una silla de ruedas, para que pudieran comprobar por sí mismos cómo es la ciudad desde esa perspectiva. «Con estas actividades tratamos de recoger la mirada del barrio a través de distintos colectivos», explicó María García, representante del Centro Alfalar.

La acción de ayer pretendía sensibilizar al vecindario haciendo un recorrido por algunas de las calles del barrio, como la zona de Cuatro Caños y la calle El Cortijo. Los participantes fueron mostrando y señalando con grandes pegatinas los obstáculos con los que se encuentran en su vida cotidiana, que les complican cosas aparentemente tan sencillas como sacar dinero de un cajero automático.

Jesús García, uno de los dos discapacitados del colectivo «Vida Independiente» que participaron en el recorrido, destacó los «muchos» avances que se han hecho en La Corredoria en materia de accesibilidad urbana, «aunque el problema más grave que tenemos es el acceso a los establecimientos privados, tal vez porque no disponen de ayudas o porque no lo consideran oportuno».

Criticó que tienen dificultades para cosas tan sencillas como comprar el periódico, el pan o para sacar dinero de los cajeros automáticos, «que aunque los llamen accesibles lo cierto es que no alcanzamos a manejar la tarjeta de crédito», lamentó Jesús García.

Rogelio Rodríguez, otro de los participantes en la actividad del Centro Alfalar, agradeció esta iniciativa, «porque de qué nos sirve una ciudad medianamente adaptada si al final no podemos acceder a muchos establecimientos públicos».