Dejo Asturias; emigro un ratín. Cuando este billete salga a la luz ya habré navegado en el «Norman» desde Gijón a Saint-Nazaire (Nantes), catorce horas entre fuerte marejada y mar gruesa, con olas como viseras de Calatrava, con «Petra» y Biodramina asgaya; un viaje delicioso por el Cantábrico la nuit. De la Bretaña, un autobús habrá llevado a Bélgica lo que quedó de mí, en dirección al Norte y la comunidad flamenca, para llegar a Neerpelt, provincia de Limburgo, y escuchar al coro de voces rosas, «Conservatorio Valle del Nalón», que dirige el ovetense Óscar Allen. Dejo Asturias, pero voy tras la actualidad, lo que hice siempre, desde que tengo uso de emoción. Como zahorí, agarro la forqueta de avellano, persigo a toda costa los flujos de arte, y de mis fatigas sale esto; algo así como agua de Ules, o de la Pinganiella, embotellada en Flandes.