Arnaldo Otegui pide perdón a las víctimas del terrorismo si Batasuna les ha hecho daño por apoyar a los asesinos de ETA. Lo dice en condicional porque no está seguro de haber causado sufrimientos mil. Esto me trae al loco que manejaba una escopeta de cañones recortados: «¿Para qué sirve?», le pregunta su compañero, acariciando los cañones, «parecen prismáticos»; entonces se pone a mirar por ellos como si se tratara de unos prismáticos; en ese momento el otro dispara. El accidentado cae patas arriba; sus ojos colgando fuera de las órbitas, claman perplejos, piden explicaciones al compañero que apretó el gatillo; éste se ofende y replica: «No me mires así; también yo me he asustado». Es posible que Otegui, en su maldad, esté más dolido que nadie y adolezca, pene y malviva por sus terroríficas, eternas e insondables imprudencias, el pobre.