E. F.-P.

La cantante sueca Nina Stemme se ganó el favor incondicional del público ovetense, que ayer, tras su concierto en el auditorio Príncipe Felipe -el primero que ofrecía en Asturias-, la despidió puesto en pie y con aplausos durante varios minutos. Stemme actuó en la sala principal del Auditorio ovetense acompañada por la Orquesta de Cámara de Suecia y bajo la dirección de Thomas Dausgaard. La cantante, una de las sopranos más cotizadas del mundo y Premio Lírico «Teatro Campoamor» a la mejor interpretación hace ya un par de años, tuvo que salir a saludar nada menos que seis veces, en respuesta a las ovaciones del público, al que regaló una composición de Wagner como propina.

Stemme se encargó de la primera parte del concierto, de repertorio romántico y que se presentaba como «El amor, la esperanza y el destino». A lo largo de una hora, interpretó obras de Beethoven, Grieg, Sibelius, Wagner, Ravel, Weill, Brahms, Berlioz, Schubert, Elgar y Strauss. En esa primera mitad del concierto, la Stemme interpretó «Obertura Coroliano, Op. 62», de Beethoven; «Jeg elsker dig, N.º 3 Op. 5», de Grieg; «La chica volvió del encuentro con su amante», de Sibelius; «Stehe still!», de Wagner; «Pavane pour une infante défunte», de Ravel; «The saga of Jenny», de Weill; «Liebesliederwalzer N.º 11 Op. 52», de Brahms; «Le spectre de la rose», de Berlioz; «La muerte y la doncella», de Schubert; «Nimrod», de Elgar, y «Morgen», de Strauss.

Tras el intermedio, la Orquesta de Cámara de Suecia actuó sin la soprano e interpretó la «Sinfonía N.º 1 en Do menor, Op. 68», de Brahms. También sus músicos se hicieron con la admiración del público y al acabar su interpretación de la sinfonía obsequiaron a su auditorio con dos fragmentos de Brahms como propina. La orquesta estuvo dirigida por Thomas Dausgaard, que se hizo cargo de ella en 1997 y que también ha conseguido importantes éxitos como director de la Sinfónica Nacional Danesa.