Marta PÉREZ

Los árboles no dejaban ver el bosque. A pesar del crecimiento vertiginoso de la población que ha experimentado la capital asturiana durante la última década, la base de la pirámide ha seguido tambaleándose. Los nacimientos se han mantenido muy por debajo de las defunciones, y si la población aumentaba era debido a los flujos migratorios. La población -tanto de la zona rural como extranjera- llegaba a la gran urbe a trabajar. Con la crisis y la destrucción del empleo, este efecto llamada se ha disipado, y el padrón municipal ha comenzado a resentirse. La primera señal de alarma demográfica -aún débil- se ha visto con los últimos datos del censo: por primera vez en trece años Oviedo pierde habitantes, casi doscientos. Los expertos coinciden en que los flujos migratorios están detrás del dato.

«Hay varias posibilidades, pero los movimientos migratorios pueden ser una de ellas», explica el asturiano Rafael Puyol, catedrático de Geografía Humana y experto en demografía. «Puede que la llegada de inmigrantes haya sido menor desde las zonas interiores y desde las zonas exteriores de Asturias. Pero esto no pasa sólo en Oviedo, es consecuencia de la crisis, y pasa en toda España», explica el experto. No obstante, Puyol estima que se trata de «un dato aislado» y que a partir de aquí «hay que observar la tendencia».

Asimismo, el geógrafo del Centro de Cooperación y Desarrollo Territorial de la Universidad de Oviedo (CeCodet) Rafael Menéndez considera que la demografía asturiana «está estancada» y que sólo se ha mantenido por la llegada de inmigrantes. «Si la población crece a pesar de que se registran menos nacimientos que defunciones es porque Oviedo bebía de los que llegaban de otros municipios y de la entrada de inmigrantes. Si no, habría perdido población. Es lo que se está empezando a ver ahora, por la situación de crisis y la reducción del empleo», analiza el experto. «El problema, muy serio, siempre ha estado ahí, y ahora queda en evidencia», apunta. Además, Menéndez señala que los inmigrantes «no sólo aportaban población, sino que conseguían que aumentasen los nacimientos».

Por su parte, la profesora titular de Análisis Geográfico Regional de la Universidad de Oviedo Berta López Fernández coincide en que una de las explicaciones del dato puede ser la que apuntan sus colegas: «Aflora el crecimiento natural negativo al no recibir inmigrantes». Aún así, con muchas reservas, la experta en demografía considera que habría que analizar también la pirámide de población para ver si hay también emigración. López se refiere a los jóvenes ovetenses que no encuentran trabajo. «Ya no hace falta traducir los datos del Instituto Nacional de Estadística, lo estás viviendo en tu entorno, es la realidad: los jóvenes españoles están emigrando porque no encuentran empleo», indica la profesora universitaria. Además, también apunta que la marcha de inmigrantes no siempre tiene que ver con el retorno al país de origen: «Intentan otros destinos, incluso españoles, donde alguien les dice que pueden encontrar un trabajo».

Así las cosas, los expertos son muy pesimistas respecto a la recuperación del ritmo de crecimiento de la población. «No auguro ninguna clase de recuperación, tal y como está la cosa», asegura, tajante, Berta López. Mientras, Rafael Menéndez explica que la tendencia va a depender del ciclo económico, de la duración de la crisis y sobre todo de la regeneración del empleo. «El trabajo es el que tira de la inmigración, aunque es verdad que sigue habiendo puestos de trabajo que no se cubren porque los jóvenes españoles con formación tienen unas expectativas superiores», concluye.