La familia de la niña ovetense de cinco años Miriam Álvarez Llera valora la felicidad de su hija menor más que ninguna otra cosa en el mundo. Y ayer la niña estuvo contenta. Vio sonreír a sus padres y a su hermana mayor, de ocho años. Los cuatro estuvieron juntos y eso bastaba, pero hubo más. Les hicieron un regalo estupendo. Ahora todos podrán ir a Bilbao gratis y siempre que quieran para acompañar a Miriam a las sesiones de estimulación que recibe desde hace cuatro meses en un centro especializado en daño cerebral adquirido. Los trabajadores de Alsa han querido ayudar a paliar parte del dolor que se instauró en casa de los Álvarez Llera el 17 de junio de 2013, cuando la pequeña sufrió una parada cardiorrespiratoria de diecinueve minutos tras una complicada operación abdominal que la mantiene en un estado de mínima conciencia.

El responsable del grupo Alsa para el norte de España, Manuel Parrondo, les entregó una tarjeta gratuita de transporte por importe de 1.000 euros y, en nombre del resto de compañeros, hizo una aportación de 3.000 euros a la cuenta que la familia tiene abierta para el tratamiento de su hija (0182 1306 91 0201605796). "Sabemos que el problema de Miriam le puede pasar a cualquiera y queremos mejorar su calidad de vida", dijo Parrondo, para quien "los tabajadores de Alsa están muy concienciados con la realidad social".

Los padres de la pequeña, Mari Cruz Llera y Juan Álvarez, viven temporalmente en Bilbao para acompañar a su hija durante su tratamiento ambulatorio, pero regresan a Oviedo de forma regular para ver a su hija mayor Carla, de ocho años, que se ha quedado al cuidado de sus abuelos. "No sólo nosotros hacemos muchos viajes, también el resto de la familia va a ver a Miriam siempre que puede, así que este regalo significa mucho para nosotros", explicó el padre.

Los gastos de los Álvarez Llera se han disparado desde la enfermedad de su hija. Y hace un año y medio el padre, ingeniero técnico industrial, se quedó en el paro. Pese a las adversidades, la familia no pierde la esperanza y recibe el apoyo desinteresado de una peña vecinal de San Lázaro.

Los padres lo tienen claro: "Seguimos al pie de la letra lo que Miriam nos decía: os quiero hasta las estrellas. Así la cuidamos ahora".