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El incierto destino del patrimonio mundial de Asturias

Las pinturas de San Miguel de Lillo corren grave riesgo porque el deterioro avanza de manera alarmante

Los expertos alertan de que el deterioro de los paneles avanza inexorablemente

Las pinturas de San Miguel de Lillo corren grave riesgo porque el deterioro avanza de manera alarmante

El deterioro de las pinturas del interior de San Miguel de Lillo, únicas en el mundo y claves para entender el arte occidental, avanza inexorablemente. Hace un par de años la Consejería de Cultura asturiana ordenó una intervención de urgencia para salvar el músico que decora la parte alta de la nave sur de la iglesia; ahora, los expertos en prerrománico alertan del riesgo que corre otro panel, en la misma nave y a menor altura, en el que aparece representada la figura de un hombre sentado en un trono, con otra pequeña figura humana detrás.

"El panel de la figura entronizada está en una situación muy comprometida", alerta el historiador del Arte Lorenzo Arias, de la Universidad de Oviedo. El tiempo corre en contra y las amenazas no son solamente las del deterioro natural por el paso del tiempo y las humedades que acechan a San Miguel, hasta ahora sin remedio. Además, según advierten los expertos, el edificio se mueve. En él se han producido movimientos estructurales y sigue habiéndolos. A causa de ellos, una parte del panel donde está pintado el músico se vino abajo en una época imprecisa, probablemente en la Edad Media.

El restaurador Jesús Puras, que en 2012 se hizo cargo de fijar lo que quedaba de él, dejó constancia, en un estudio encargado por la Consejería de Cultura en 2013, de aquellos daños y de los que presentaba todo el interior de la edificación. Ya advertía entonces de que la figura entronizada presentaba "un preocupante abolsamiento con separación del soporte y desprendimientos de grandes fragmentos". "Los desplazamientos, grietas y fisuras conforman el deterioro más grave que presentan estos murales", dejó registrado por aquel entonces.

La propuesta de intervención en San Miguel de Lillo, que había sido encargada por el entonces director de Patrimonio, Rodolfo Rodríguez Asensio, no fue a más. Hubo de por medio una polémica política sobre el encargo del estudio, encendida por PP y Foro.

Los planes de restauración no prosperaron pero el deterioro de las pinturas de San Miguel de Lillo no se detiene. Existe un alto riesgo de desprendimiento. Eso es algo en lo que coinciden Jesús Puras y Lorenzo Arias. No se puede afirmar que sea inminente pero podría producirse en cualquier momento, avisan. "Es un riesgo que no se puede correr", opina Jesús Puras, y añade que, si no se quiere dar por perdidas esas obras de arte, "no es cuestión de esperar mucho tiempo".

Antes de que sea tarde, tanto él como Lorenzo Arias abogan por una intervención de urgencia, como la que en 2012 se llevó a cabo con el panel en el que está representado el músico. "Lo que hay que hacer es consolidar, independientemente de que luego se haga una restauración o que se realice una intervención global en la iglesia". De lo contrario, según el historiador, podría darse el caso de que cuando las administraciones tomen la decisión de actuar y reúnan el dinero para hacerlo ya no quede nada de las pinturas originales.

"Hay que limpiar y consolidar el soporte de las pinturas al muro", indica Arias. Sería el equivalente, apostilla, a "hacer un preoperatorio".

En la propuesta de intervención que Jesús Puras presentó en su día a la Consejería de Cultura recogía, como "actuaciones prioritarias de conservación" en el interior de Lillo, "fijar y consolidar los fragmentos y vestigios" de pintura mural, "eliminar los morteros y reposición del siglo XX" y limpiar los revocos que fueron añadiéndose para mantener los restos de las pinturas en su sitio. Paradójicamente, esos morteros que se aplicaron para fijar los paneles pintados a los muros contribuyen a su deterioro porque, al ser más consistentes y menos flexibles, tiran de ellos y los agrietan.

La singularidad de las pinturas de San Miguel de Lillo agrava la preocupación de los expertos. Datadas en el siglo IX, son obras únicas. En el prerrománico sólo hay representaciones antropomórficas en la iglesia ovetense y en el monasterio de Valdediós, donde puede contemplarse el rastro de unos pies -nada comparable a lo que hay en las paredes de San Miguel de Lillo-.

"Las imágenes antropomórficas de San Miguel están detrás de los motivos del Beato de Liébana. Son claves es la historia del arte universal", sostiene Lorenzo Arias.

La figura entronizada, sobre cuyo estado de conservación alertan ahora los expertos, fue descubierta en 1860 por el arqueólogo andaluz José Amador de los Ríos. "Es una de las joyas de la corona", afirma Lorenzo Arias.

Para el historiador resulta incomprensible que las administraciones no tomen cartas en el asunto y pongan en riesgo ese patrimonio artístico cuando, según sus estimaciones, no se requerirían más de unos miles de euros -menos de diez mil, asegura- para asegurar su conservación.

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