Los vecinos de las torres de Pando ya no saben qué hacer para que el Ayuntamiento atienda sus peticiones y arbitre una solución para no tener que subir unas escaleras tan largas como empinadas y resbaladizas para llegar a sus casas desde la calle Celestino Mendizábal. La única alternativa es dar un largo rodeo que a los vecinos que sufren los escalones no les termina de convencer.

Un problema, el de las escaleras, que se convierte en barrera arquitectónica insalvable para los vecinos de distintas edades con problemas de movilidad, para los que vienen con sus carros de la compra y, sobre todo, para las madres que se desplazan con los carricoches de sus hijos. Es un acceso del todo imposible para las sillas de ruedas.

"Son ya muchos años los que llevamos pidiendo una solución al Ayuntamiento. Hace dos envié un escrito con todas las quejas y firmas de los vecinos, pero tampoco sirvió de nada", comentó ayer a este periódico Luis García mientras subía las escaleras cargado con bolsas de la compra.

"Y la solución no puede ser más sencilla: construir una rampa por el jardín a la altura de las escaleras, y como hay espacio suficiente tendría poca pendiente", detalló este vecino al llegar a lo alto de las escaleras, donde hizo una parada para descansar y disponerse a cruzar el semáforo para llegar a las torres.

Las dificultades urbanísticas que sufren los vecinos de este gran edificio en Pando no se terminan en los escalones. Tras cruzar el aparcamiento previo a los edificios, los vecinos tienen que salvar otro tramo escalonado. En esta ocasión, en sentido descendente. "Y la solución es igual de sencilla: construir otra rampa por el jardín, que en este caso sería aún más pequeña", precisó Luis García. .

Argentina García y Angelina Lamas certifican todas las quejas del anterior. Señalan con fastidio al "gran rodeo" que tiene que dar quien no puede con las escaleras y se quejan de que, cuando llueve, los escalones se vuelven "muy resbaladizos".

Al frente de un negocio de carnicería en los bajos de la torres de Pando, Argentina García explica que allí ya vieron que las escaleras no eran una buena idea, antes incluso de que se construyeran. "Ya le dijimos en su momento al Ayuntamiento que esto no era una buena solución porque los problemas que crearían, como los que sufrimos ahora, serían muchos", afirma la carnicera.

En términos idénticos se manifiesta Ernesto Falcón mientras pasea a su perro. Mostraba su extrañeza por la falta de sensibilidad del Ayuntamiento ante una situación como ésta.

Ya puesto a reivindicar arreglos, Luis García reclamó por una vieja acera sin terminar en la ruta que lleva a uno de los portales del enorme edificio de Pando. "Está a medio terminar y tenemos que invadir la calzada para llegar a nuestras casas, con el consiguiente peligro por los coches", se queja.