Cuando Linares y Koné superaron con sus goles la resistencia del Llagostera, ninguno pensó en el largo camino que tenían por delante. Aquel encuentro en el Tartiere el pasado 6 de diciembre supuso un punto de inflexión para los dos delanteros. Para Linares la cuestión fue física. Apenas unos días después la fascitis plantar que ya le había molestado la semana previa le hizo imposible saltar al césped de El Requexón. De aquel inicio en la lesión se cumplirán próximamente 3 meses. Lo de Koné fue más una cuestión mental. Las piernas respondieron pero el olfato falló. El africano dejó de ver puerta durante 10 largas jornadas. Pero toda mala racha tiene su final. Konñe ha recuperado su sonrisa con su diana ante el Elche mientras Linares ya ve la luz al final del túnel. Egea ya se frota las manos al observar que su foco ofensivo, quizás la línea más temida de los azules, puede tener pronto una nueva dosis de vitaminas.

El lunes, en la primera sesión semanal, pudo comprobarse sobre el césped lo que Sergio Egea había anunciado el día anterior en la sala de prensa: Miguel Linares empezaba su readaptación al equipo. Fueron unos ejercicios livianos, una toma de contacto para que el delantero recupere sensaciones y empiece a entrar en la dinámica. Pero verle con las botas calzadas (la fascitis le hizo emplearse con zapatillas deportivas en muchas ocasiones) significa una buena señal.

La de Linares no ha sido una lesión al uso. Se ha llevado con el delantero una labor de recuperación y de prevención por una molestia de difícil tratamiento. Pero el Oviedo ha seguido un plan a largo plazo, con perspectiva y teniendo en cuenta que la temporada es larga y exigente. Desde el club se asegura que si se hubiera disputado un partido decisivo, un play-off por ejemplo, Linares habría estado listo para jugar.

La idea del cuerpo técnico es que a lo largo de la semana siga trabajando con sus compañeros en El Requexón. Al margen de superar la dolencia, se trata a partir de ahora de que Linares empiece su particular pretemporada para coger el punto a la competición cuanto antes.

Pero la recuperación física de Linares y la moral de Koné no son las únicas buenas noticias esta semana. También parece cerca el regreso de Borja Valle. El berciano se ha perdido los dos últimos partidos por molestias en el tobillo, una zona que en otros momentos le ha dado algunos problemas.

Como en el caso de Linares, a Borja Valle también se le pudo ver el lunes junto al resto de sus compañeros. Los dos atacantes integraron los primeros ejercicios de la sesión, aunque se retiraron a los vestuarios cuando se organizaron los habituales partidillos entre los futbolistas que el fin de semana disfrutaron de menos minutos.

La recuperación de dos piezas importantes puede hacer que Egea se plantee alternativas al esquema. En las dos últimas semanas, el dibujo elegido por el argentino ha sido el 4-2-3-1. Pesa en la decisión la irrupción de Míchel, fichado en el mercado de invierno, y el contingente de centrocampistas que tiene a su disposición. Pero Egea ya ha aclarado que no hay un sistema fijo, que el equipo está capacitado para utilizar los dos registros. Por eso, no parece descabellado que en determinados momentos el Oviedo vulva a lucir el 4-4-2 que ha sido más habitual a lo largo de la campaña.