Parecía que el 4-4-2 era el sistema elegido por Generelo para armar un Oviedo imponente pero en la primera alteración de nombres en ataque, ha surgido la duda. En Tarragona, el entrenador optó por un 4-2-3-1 y la imagen del equipo fue algo diferente a la de otros choques. El Oviedo del pasado domingo sumó desde el orden y el control del juego. Quizás no sea la versión más vistosa, pero mostró su efectividad ante un rival directo. Ahora, con Koné empezando a integrarse en la dinámica del grupo y ausencias en la defensa, las dudas de Generelo se centran en el sistema a emplear: ¿Regresar al 4-4-2 o dar continuidad al 4-2-3-1? Es lo que matiza el entrenador en las últimas sesiones de la semana a puerta cerrada antes de enfrentarse al Huesca.

En la decisión pesan, por supuesto, los nombres. Las ausencias esta semana se centran la zaga, un extremo que no debería trastocar el dibujo en una plantilla tan amplia como la azul. Pero la reubicación de algunos futbolistas puede afectar al dibujo preferido por Generelo.

Sin David Fernández (aún no se ha revelado su lesión pero parece que es una rotura de fibras) ni Verdés (sancionado), el técnico se queda sin su pareja preferida de centrales. Parece seguro que Vila regrese a la zaga, acompañando a Bautista o Josete. Si el elegido fuera el segundo sería su estreno con el Oviedo. La nueva ubicación de Vila dejaría un hueco en el centro del campo.

Generelo podría optar en estas circunstancias por recuperar el 4-4-2, con Míchel y Erice como pareja de pivotes. Una fórmula usada en anteriores semanas con desigual resultado. El sistema de dos delanteros podría reforzar su candidatura en el caso de que Koné esté disponible. El marfileño sufrió un esguince en la clavícula en el duelo ante el Numancia y aunque se esperaba que al menos estuviera ausente un par de semana, ayer ya se le pudo ver sobre el césped de El Requexón. Su regreso dependerá de las sensaciones que encuentre en las últimas sesiones semanales y la decisión final de Generelo. El 4-4-2 también podría sobrevivir sin la presencia del africano. Linares y Cervero son los dos otros nueves puros que aparecen en la plantilla de esta temporada.

El 4-2-3-1 dotó al Oviedo en Tarragona de algunas fortalezas que son más difíciles de encontrar en un sistema menos protegido en el medio. Ante el Nàstic, los azules intentaron controlar el juego a través de la posesión de balón. El Oviedo tuvo la pelota el 52% del tiempo aunque en muchas fases del juego pareció que el Nàstic tenía el mando y las oportunidades. Generelo no suele revelar muchas pistas sobre sus ideas para el equipo en sus intervenciones ante la prensa pero el día de su confirmación como técnico aseguró que le gustaría un Oviedo que apostara por la pelota y mostrara seguridad defensiva. Las dos características, aunque sin brillantez en ataque, pudieron verse en Tarragona.

En realidad, la incógnita entre los dos sistemas es algo típico en el Oviedo de las dos últimas temporadas, Egea mostró en el año del ascenso una confianza ciega en el 4-2-3-1, con Font como elemento clave por detrás de Linares, y solo tiró del dibujo con dos arietes en situaciones especiales, cuando tocaba remontar y se vio obligado a emplear a Cervero.

Sin embargo, el cambio de categoría varió el planteamiento. Font desapareció de los planes del argentino y el 4-4-2 se empezó a imponer cuando Toché encontró su tono. Ahora, Generelo ha heredado los dos delanteros como principio inquebrantable pero en Tarragona la ausencia de Koné hizo cambiar la idea.