"¡UEFAS tardes a todos!". Con su chispa habitual, Eugenio Prieto saludó a los periodistas presentes al inicio de la temporada 91-92, subrayada en la historia del Oviedo por ser la de su única participación en Europa, la de que ya aquella mítica eliminatoria ante el Génova. Los años 90 significan desde la perspectiva actual la última aparición de los azules por la élite de la Liga, un lugar que ahora se trata de reconquistar.

Los ochenta dejan atrás las decepciones con la explosión de alegría en Palma de Mallorca. El Oviedo regresa en la temporada 1988-89 a Primera División con la firme intención de que el proyecto fuera a largo plazo en la máxima categoría.

Como no podía ser de otra forma, el primer objetivo era el de asegurar un puesto en la élite. Con Miera en los banquillos, el Oviedo echaría en falta el olfato de su ariete más eficaz: Carlos regresa al Atlético de Madrid tras su cesión. Pero los azules solventan la papeleta en la 88/89 y acaban 13º. Miera dice adiós y llega en la 89/90 Jabo Irureta. Su primera campaña sirve de presentación: el Oviedo empata 1-1 frente al Castellón en casa en el primer partido y partir de entonces no recibe ningún gol más en el Tartiere en toda la primera vuelta. El equipo acaba 11º con el Tartiere como punto de apoyo y Carlos en la delantera.

La 90/91 es una de las más recordadas en la historia. El equipo completa una magnífica marcha y acaba sexto. Depende de lo que suceda en la final de Copa del Rey para saber si estará en la Copa de la UEFA. El Atlético derrota al Mallorca y el oviedismo estalla de alegría.

La presentación en Europa es efímera, derrota en primera ronda ante el Génova en un disputado enfrentamiento, pero será recordado por el increíble ambiente que se vivió en Oviedo durante el partido de ida. Los azules salen tocados de la eliminación y aunque logran alguna victoria de relumbrón, como ante el Barça en el Camp Nou, solo pueden culminar la temporada 11º.

El ciclo de Irureta está tocado y es Antic el que le releva en plena temporada 92/93, por el mes de febrero. El serbio logra la permanencia en el penúltimo encuentro en una campaña que tiene como satisfacción la doble victoria ante el Sporting.

La 93/94 es la del sueño incompleto. El Oviedo merodea la zona europea comandado por un imperial Jokanovic, centrocampista que recala en el Oviedo tras un dictamen de la UEFA. Al equipo le falta solidez y regularidad y finaliza 9º.

El puesto se vuelve a repetir al curso siguiente, 94-95, aún con Antic a los mandos. La sensación es sin embargo de desilusión ya que el Oviedo mantenía sus piezas fundamentales y le había unido a Prosinecki, talento bruto cedido por el Madrid.

Para la 95/96 se produce un relevo en el banquillo y llega el tranquilo Brzic, con la extraña costumbre de ganar fuera lo que se perdía en el Tartiere. Los azules se salvan en la penúltima jornada. Lillo es el siguiente entrenador y con él aterriza Paulo Bento, centrocampista luso de excelentes maneras. Pero los nuevo métodos desentonan y Lillo es destituido tras un 1-5 del Racing. Novo coge al equipo y el Oviedo se salva de la promoción en la última jornada.

Peor suerte corre en la 97/98 cuando se ve obligado a derrotar a Las Palmas en la promoción. Y eso que era un proyecto ambicioso, con Tabárez en el banquillo y fichajes de nombre como Dely Valdés o Pompei. Solo la actuación de Iván Ania y Dubovsky salva a los azules de la debacle.

La dinámica sigue siendo mala, los tiempos en Europa quedan lejos. En la 98/99 el Oviedo acaba 14º, con el siempre activo Fernando Vázquez en el banquillo. En la 99/2000 solo es 16º, a pesar de la apuesta firme por un entrenador de garantías: Luis Aragonés. En la 2000/01 se produce la tragedia: el Oviedo, con Antic como entrenador, desciende a Segunda. Es una temporada especial por el estreno del nuevo campo, con un gafe desde entonces del que trata de escapar.