Fernando Hierro definió ayer en seis palabras la hoja de ruta del Oviedo camino de Primera División: "Tranquilidad, calma, trabajo, esfuerzo, grupo y equipo". El técnico azul no incluyó entre ellas el término posesión, tan de moda en el nuevo debate futbolero, y no lo incluyó por un motivo sencillo: no lo considera prioritario.

No considera prioritario el entrenador malagueño tener el balón más tiempo que el oponente para ganar, al menos con este grupo y en esta categoría. Y los números le dan la razón: el Oviedo ha sumado 15 de los 23 puntos que lucen en su casillero en partidos donde ha tenido menos posesión que su rival. Por ejemplo, el último duelo ante el Levante (2-0); o la victoria en Cádiz (0-2), por citar los dos triunfos más redondos de los azules hasta la fecha.

Hace tiempo que el Oviedo se reconoce en una identidad en la que la pelota cuenta lo justo y necesario. Desde que el técnico dio con la tecla en Cádiz y cambió el sistema, del 4-4-2 al consolidado 4-1-4-1, los azules han conseguido la estabilidad que les ha acabado por definir como un equipo ordenado, sólido, efectivo y muchas veces letal. En esa transformación no hay una renuncia clara a la pelota, pero tampoco una gran obsesión por ella. No interesa tenerla mucho, sino tenerla bien, que consiste básicamente en saber qué hacer con ella. De los 15 partidos disputados hasta el momento, el equipo de Hierro ha tenido menos posesión que el rival en nueve. Y desde el Carranza, que fue donde se inició la buena racha, los azules perdieron la posesión en ocho de nueve partidos. El Oviedo ha aprendido a vivir sin el balón. Y a vivir cómodamente.

"La posesión está muy bien, pero eso es para la élite, para Primera División, para la Champions. Nosotros tenemos que entender lo especial que es esta competición. La gente se tiene que acostumbrar", señala el entrenador del Oviedo. Hierro tiene claro que el éxito de un entrenador y, por extensión, el del equipo está en su capacidad para adaptarse a la plantilla de la que dispone y también a la categoría en la que compite. Eso es lo que ha hecho él. Llegó con un plan que daba más protagonismo al juego. La prueba es que hasta Cádiz, mandó en cuatro de los seis partidos iniciales del curso. En el Carranza todo cambió."Intentamos sacar todo lo bueno que tienen nuestros jugadores", afirma. Y considera que, al menos aquí y ahora, con la urgencia siempre flotando en el ambiente, cuentan por encima de todo los resultados, que son los que definirán el futuro del equipo. "En esta categoría es muy difícil jugar bien y lo sabemos", reconoce el entrenador andaluz, que ofrece la receta azul: "Nosotros tenemos que competir bien, al ciento por ciento. Si competimos así somos un equipo difícil. Esa tiene que ser nuestra fortaleza. El fútbol, vendrá, tenemos jugadores técnicamente muy buenos. Pero no debemos volvernos locos", agrega.

Para los escépticos, el andaluz tiene dos ejemplos que respaldan su argumento. Uno que tienen que ver el mejor Oviedo (ante el Levante) y otro con el el peor (ante el Huesca). Dice Hierro que al descanso en Huesca "teníamos un 54% de posesión e íbamos perdiendo 3-0". Y dice también que en el Tartiere , el Levante "nos quitó la posesión, pero las cuatro oportunidades claras las tuvimos nosotros".

El método Hierro ha calado en el vestuario. El discurso es unitario en cualquier tema, también en este debate del balón. Verdes fue claro el martes: "Fútbol es once contra once y competir, aquí trabajamos y nos ayudamos unos a otros. Fútbol también es eso y no sólo dar cien toques antes de llegar al área contraria", señaló el central en rueda de prensa. El miércoles, en el discurso ahondó el portero Juan Carlos, más explícito: "Parece que si no juegas como el Barça no se juega bien. Y no es así. Jugar bien es ganar", dijo en una entrevista en la Radio del Principado (RPA).

El método Hierro ha calado en un grupo que transmite fuerza y unidad. Mañana toca el Alcorcón, "un equipo que es muy poderoso en casa", sostiene Hierro, y que "nos va a poner las cosas difíciles". De los 122 equipos de Primera, Segunda y Segunda B, el conjunto alfarero es el que menos goles recibe en casa, uno, ante el Córdoba: "Es un campo complejo", asegura el malagueño, que pronostica un partido "táctico y de pocas ocasiones" y que, como de costumbre, vuelve a llamar a la calma: "Todos pasamos de la catástrofe al triunfo muy rápido. Y hay que mantener la calma. Parece que sólo existe la obligación de ganar", afirma. Ganar por encima de todo. La pelota puede esperar.