Saúl Berjón (Oviedo, 1986) es para muchos "Turu", aquel muchacho fuerte y veloz que se buscaba su sitio en la Tercera asturiana tras un productivo periodo de formación en El Requexón. Después llegó la opción de irse a Canarias, en Segunda B, y decidió subir otro peldaño. De ahí a la élite. Así ha sido siempre. Su carrera es diferente a la de los futbolistas al uso. Saúl Berjón es un obrero del fútbol, alguien que se ha hecho a sí mismo. "En cada categoría aprendes algo", dice convencido. Y la reflexión suena a lema personal. Berjón atiende a LA NUEVA ESPAÑA en Tartiere Auto en su primera entrevista desde que llegara al Oviedo. El peldaño que le faltaba a su carrera.

-Pasados unos días, ¿qué recuerdo le queda de su estreno en el Tartiere?

-Una ilusión tremenda por haber debutado con mi equipo en el Tartiere. Ya había jugado hace muchos años, pero había sido en contra, con el Berrón. Y no es lo mismo.

-¿Le sorprende una integración tan rápida?

-Hay un grupo muy bueno y eso es una ayuda importante. Siempre puedes tener alguna duda, sobre todo cuando llevas tiempo sin jugar. Pero confío mucho en mí. Soy crítico conmigo mismo, me exijo más que nadie y eso también me da confianza en mi juego.

-¿Cuál fue el mejor momento en el partido?

-Cuando te pones por delante y ves que salen las cosas. Anulamos al Elche durante 75 minutos. Y cuando me dieron la ovación en el cambio fue espectacular, una sensación que presta muchísimo. Siempre estuvo cerca la opción de jugar en el Oviedo pero nunca se convertía en real. Ahora sí lo ha hecho. Yo siempre he soñado con jugar en el Tartiere,

-Al firmar en México, ¿vio que se evaporaba ese sueño?

-En verano estuve esperando por el Oviedo hasta última hora. En México la Liga comienza antes, así que no hubo mucho margen de maniobra. Quería jugar en el Oviedo pero llegó una oferta irrechazable de un gran club, por el que comprometía hasta los 32 años. pero mantenía la esperanza de venir después. A esa edad me veía con capacidad para seguir rindiendo. Ahora la vida del futbolista dura más. Mira los ejemplos de Aduriz y Rubén Castro (ambos de 35 años), que están en su mejor momento.

-En su presentación dijo que al salir del Oviedo no soñaba con ser futbolista profesional.

-Cuando jugaba en Tercera pensaba en qué estudiar para el día de mañana. Pero poco a poco me lo fui currando. Tuve suerte en Canarias, porque me podría haber salido mal. Fui subiendo poco a poco hasta ser el futbolista que soy yo.

-Pasó por todas las categorías del fútbol?

-Sí, fui ascendiendo una a una. Espero que ahora no haga el camino inverso? (risas). A corto plazo me gustaría volver a jugar en Primera, con el Oviedo, claro. Pero no hay prisa, no pongo ninguna fecha.

-Repasemos su carrera. Del Cova llega a El Requexón. ¿Qué recuerda de esa etapa?

-Muy buenos compañeros y amigos y grandes jugadores. Lo demostraron con el tiempo. Michu y Adrián López son el mejor ejemplo. También Jaime, que está en el Caudal, un jugón. Algunos llegaron muy lejos.

-¿Cómo se da su paso al Berrón?

-Fue en juveniles. Quedaban 3 meses para acabar la competición y decidí dar el paso. Me lleva Paco, un entrenador especial que me enseñó a ser mejor futbolista y persona. La gente puede pensar que marchar del Oviedo a un Tercera es un paso atrás, pero yo lo vi como un salto de categoría. Pensé que me vendría bien jugar contra gente adulta, más fuerte.

-Un juvenil en Tercera no suena a tarea fácil?

-Es complicado. La División de Honor es como la Primera pero de niños y pasas a jugar a campos de tierra, a barrizales. Te hace crecer como futbolista. Aprendes de todo. Por cada categoría que pasas sacas alguna lección.

-Después de Berrón, Lealtad y Langreo decide probar en Canarias, en el Pájara Playas de Segunda B.

-Mi agente por entonces era secretario técnico de ese equipo y nos lleva a varios desde Asturias. Es un cambio grande, al principio cuesta. Dejas aquí a tu gente, allí estás solo, aunque pronto haces amigos. Fuimos a dar a un grupo espectacular y deportivamente me fue bien. Tenía opciones de seguir en Tercera en Asturias pero Canarias me daba la oportunidad de subir de categoría.

-Y le llega la oferta de Las Palmas.

-Es otra historia. Recuerdo mi debut con Las Palmas en Segunda, estaba nerviosísimo. Jugábamos en Anoeta ante la Real y yo estaba en el banquillo. En el vestuario estaba "cagao". En ese momento recuerdo al Oviedo cuando iba a verlo al Carlos Tartiere, ese nivel de presión, y me dije "ahora estoy yo aquí". Salí al campo muy nervioso, ese día no di pie con bola. Pero lo recuerdo con cariño.

-Ahí ya se da cuenta de que sí es futbolista profesional.

-Cambia todo. En Las Palmas la afición tenía una exigencia similar a la de aquí. Estuve dos años, en el primero no conseguí hacerme con la titularidad pero jugaba habitualmente, en el segundo, con Paco Jémez, jugué los últimos 15 partidos de Liga y aprendí mucho. Gracias a jugar allí se fija en mí el Barça.

-Le llama para su filial, con 24 años. Otro movimiento inesperado.

-Acababan de ascender a Segunda. Luis Enrique pone mucho de su parte para ficharme. Jugamos en Lanzarote un amistoso y ganamos 3-0. Metí dos y di el tercero. Ahí se fija en mí. Yo no tuve dudas. Era el filial del mejor equipo del mundo entonces. Fue donde más aprendí: Táctica y técnicamente. El aprendizaje fue increíble, la pena es que solo duró un año.

-Aquella temporada, la 2010/11, el Barça de Guardiola ganó Liga y Champions.

-Los que no jugábamos el fin de semana, el lunes entrenábamos con el primer equipo. Cada vez que ibas allí y veías a Messi, Villa, Puyol? Eran estrellas, pero también gente normal. Te trataban como uno más. Entrenando era un espectáculo. Robar un balón era imposible.

-¿Cómo es Messi en las distancias cortas?

-No le quitaba nadie el balón. A Iniesta tampoco. Y son muy naturales, gente sencilla. Llegabas y pesos pesados como Puyol y Xavi se sentaban contigo a desayunar. Era un grupo increíble.

-El Barça B no estaba mal: Nolito, Bartra, Montoya, Sergi Roberto?

-¡Internacionales! Tenía la incertidumbre de ver su nivel real porque venían de Segunda B. El primer día de entrenamiento desaparecieron todas las dudas: todas las pelotas las perdí yo. La velocidad a la que jugaban era una locura. Nolito y Jonathan Soriano tenían una conexión que nunca la vi en mi carrera. Luis Enrique hacía muchas rotaciones pero tuve bastante protagonismo. Es el año que más disfruté en mi carrera.

-Un año en Alcorcón y después se consolida en el Murcia, en Segunda.

-El segundo año en Murcia la rompí, fue clave en mi carrera. Creo que di 20 o 21 asistencias. Aquella conexión que veía entre Soriano y Nolito la tuve con Kike García en Murcia. Estuve en el mejor grupo humano que he vivido. Éramos todos amigos.

-¿Ahí ya soñaba con Primera?

-Tras mi segundo año, estaba el rumor de que me quería el Éibar y que el Murcia podía descender administrativamente. Ese descenso cambió el panorama. Fue doloroso pero tuve la suerte que Garitano confiaba en mí. Y fui para Éibar.

-¿Es grande el salto a Primera?

-Gigante. Se nota en la calidad. Si fallas, te la meten. Me quedé impactado en San Mamés: cambios de orientación que piensas que llegas y luego no lo hacías por un pelo. Y eso no es casualidad.

-Se adapta bien.

-Pero me costó, ¿eh?. Era un recién ascendido pero ese Éibar jugaba muy bien. Les había visto contra el Oviedo en aquel play-off en el Tartiere y ahora estaba con ellos.

-¿Qué falló en México?

-Un cúmulo de cosas. Primero que no tuve continuidad. Y además, otras razones. Nunca llegué a adaptarme a la altitud, fue un lastre. De calidad iba bien pero físicamente no me daba. Creo que también me afectó la contaminación, se notaba en el aire. Todo se juntó.

-Cuando rescinde se abre la puerta del Oviedo.

-El Alavés y el Leganés preguntaron por mí pero el Oviedo era mi prioridad. En verano no quería haberme ido a México, lo que pasa que llegó una oferta irrechazable. Un ofertón económico y de un gran equipo, Pumas es como el Atlético aquí. Tenía ofertas de Primera pero mi ilusión es jugar en Primera División con el Oviedo.

-¿Cuál es el objetivo para este año?

Llegar a los 50 puntos y una vez logrados empezar a soñar. Es lo que hicimos con el Murcia y jugamos el play-off. En el ascenso no hay que pensar, solo pensar en el siguiente rival. Si lo dice el Cholo con un equipo grande, imagínate nosotros?

-¿Ya ha ensayado la celebración de su primer gol?

-No? Lo que me salga. Cuando marco un gol me pongo nervioso, no sé por dónde salir. Me acordaré de los míos y sobre todo de mi padre, que ya no está y le hubiera hecho ilusión verme aquí.