Si una fórmula para llegar al éxito en Segunda División es ganar en casa y sumar fuera, el Oviedo hace ya unas cuantas semanas que está en la buena línea, mes y medio ya sin perder y afianzado en el play-off con una ventaja de seis puntos sobre el séptimo clasificado. El equipo azul, mejor o peor, aguantan el tipo incluso en partidos regulares tirando a malos, como el del sábado en Soria. A domicilio ya no es ese equipo que se deshace a las primeras de cambio y en el Tartiere, sencillamente, se muestra intratable. Ganar en casa y sumar fuera. Una fórmula que garantiza el éxito en un hipotético play-off a final de tamporada.

El punto de Los Pajaritos no sólo permite mantener la distancia sino que sirve para igualar una racha simbólica: tres partidos sin perder fuera de casa, parcial conseguido en la primera vuelta. Después del traspié en Almería, el Oviedo ha encadenado una victoria (0-1 ante el Mirandés) y dos empates consecutivos (1-1 en Reus y 0-0 ante el Numancia), cinco puntos de nueve en tres salidas. El botín no es tan bueno como el logrado en la primera vuelta (siete puntos de nueve en tres salidas consecutivas: 0-0 en Girona, 0-2 en Cádiz y 0-1 ante el UCAM Murcia) pero, si se trata de no perder, la cosa marcha. Además, el domingo en Vallecas ante el Rayo los azules tienen la oportunidad de superar este parcial y firmar la racha más larga sin conocer la derrota a domicilio.

El Oviedo, pues, ha corregido en parte el punto débil que le ha lastrado durante buena parte de la temporada. Fuera de casa rinde peor que en el Tartiere (cinco triunfos consecutivos), pero últimamente consigue arañar puntos que luego pinta de oro con triunfos en su estadio. A domicilio el Oviedo no se impone, pero tampoco se descompone. Un paso adelante necesario que explica parte del crecimiento azul en las últimas semanas.

El grupo de Hierro, no obstante, sigue siendo el peor a domicilio de los de arriba: 13 puntos de 42, menos de un tercio del total. Ha perdido la mitad de los partidos, siete, ha ganado tres y ha empatado cuatro. Ya no hay rastro de aquellas goleadas y el equipo sabe al menos resistir. Y resistir es sumar. Ganar en casa, sumar fuera.