Aquella campaña, la 1966/67, se iniciaba para el Oviedo como las anteriores: con la necesidad de lograr el ansiado ascenso a Primera. ¿Les suena el objetivo? Pero las circunstancias eran diferentes a las actuales. La afición estaba acostumbrada a otra cosa: el Oviedo había permanecido siete temporadas seguidas en Primera, entre 1958 y 1965, logrando incluso acabar tercero en la 62-63. Tras el descenso, la exigencia era abrumadora. En la primera jornada de Liga, el Oviedo formó con Alarcia, Toni, Tensi, Marigil, Domenech, Icazuriaga, Elósegui, Juan Manuel, Fidalgo, Prieto y De Diego. Para muchos aquel once quedó grabado en su memoria: era el primer equipo al que animaron en el Tartiere.

Ayer, el Oviedo celebró un acto llenó de sentimiento, el de homenaje a los socios que esta campaña cumplen 50 años con su abono, los que se habían iniciado en el oviedismo en aquella 66/67, y 36 de los 43 abonados que cumplen medio siglo acudieron al acto celebrado en el restaurante De Labra. La mayoría, con el optimismo por bandera y las esperanzas de ver al Oviedo, a su Oviedo, en Primera.

"Falta un poco, pero vamos por el buen camino. ¿El ascenso? Puede ser, puede ser?". Uno de los integrantes de aquella alineación de la 62-63 acude a la celebración con sus mejores galas. Se trata de Juan Manuel, lateral de raza que destacó en el Oviedo de los 60. Él también cumple 50 años como abonado con las mejores perspectivas para lo que queda de temporada, aunque advierte: "La Segunda es una competición muy dura. Hay que salir concentrados en cada partido". Lo dice por experiencia.

Juan Manuel no es el único exfutbolista en el acto. Le acompañan Juan Mesa, comisario del museo del club, y Javier Elósegui, delantero donostiarra que vistió la camiseta azul entre el 65 y el 70. Era consciente de la efeméride por una coincidencia: "Me casé y me hice socio el mismo año". Elósegui echa la vista atrás para recordar a los futbolistas azules que le marcaron. "El mejor jugador con el que coincidí fue Rafael de Diego, al que ya conocía de San Sebastián. Y Clemente Iriarte, tenía mucha clase. Y, claro, Tensi, un defensa implacable". Cuando se le pregunta por la actualidad del equipo azul, el vasco confiesa estar algo alejado, así que deja la valoración en manos de su nieto, Javier. "Si jugamos todos los partidos en casa subimos seguro", dice el niño con gracia; "ascender de forma directa está difícil pero en la promoción tenemos opciones".

Todos reciben las felicitaciones de los representantes de la entidad. Jorge Menéndez Vallina preside el acto. Le acompaña el consejero Manuel Paredes, el responsable del área social Miguel Sanz y el gerente David Alonso Mata. Entre los distinguidos también hay exdirectivos. Está Aniceto Campa, que no pierde detalle de su equipo. "Mis primeros recuerdos eran de un once formado por tres defensas, dos centrocampistas y cinco delanteros". Cómo han cambiado las cosas. "Lo paso muy mal porque el Oviedo es lo mío, nunca me he borrado, y cuando pierde me duele", relata, antes de arrojar algo de optimismo: "Me cae muy bien Fernando Hierro. Es muy educado. El equipo me encantó en el último partido, pero nos metieron un embarque tan grande que qué voy a decir".

Al acto, emotivo y sencillo, cada homenajeado puede llevar a un acompañante. Tras la foto de rigor, se distribuyen por las mesas para hablar de recuerdos de ayer y de hoy. Toda conversación tiene el mismo nexo: el oviedismo. Florentino Ricardo, otro de los protagonistas, ejemplifica el sentimiento: Es de los que mira al pasado con orgullo y al futuro con optimismo. "El jugador que más me gustó en mi época fue Toni, un gran defensa. De ahora me gustan Susaeta y Linares. Al equipo le veo con ganas de trabajar. Creo que tenemos opciones de subir, aunque no es nada sencillo", valora.