Semana intensísima en materia oviedista. Después del viaje a Lugo tenía todo preparado para volver a Amsterdam el pasado martes pero circunstancias personales me hicieron quedarme unos días más y poder estar menos de 48 horas en la Capital del Principado de Asturias.

Cuando vuelvo a Oviedo es como volver a ese sitio en el que siempre vas a estar a gusto. Me gusta perderme yo solo por las calles vetustianas con mi música y recordar mi infancia y adolescencia.

Bajar por Marques de Teverga y pasar por el Star 80 y pararme a ojear el escaparate de Marigil. Paseín por el Campo San Francisco y echar un traguín en la Fuente del Caracol, ese Campo que tantas vivencias te han hecho pasar, desde ir a dar de comer a las palomas para que tu madre quedara tranquila al ver que tu estomago estaba lleno o salir acongojado de casa porque sabías que te iban a dar el palo (Yesus sigue en mis peores pesadillas).

Que decir de la Plaza de América primero viviendo en el nr.7 para después mudarme a la esquina con General Zubillaga. Plaza idílica por sus ruidos, ruidos de saber que ya es de noche (camión de la basura) o empieza un nuevo día, al oír como empieza a funcionar la fuente.

Ver a gente que aunque vayan cumpliendo años, para ti los relacionas cuando eras imberbe. La jefa siempre me dice ´´Que bien sería vivir aquí eh?´´, lo dice con cierto sarcasmo pero sabiendo que los ojos se me ponen vidriosos.

Comidas, cenas, aperitivos, quedadas y por supuesto ir al Tartiere. El viernes pasado fuimos tres generaciones, tres generaciones oviedistas. El socio no se movió de su asiento para nada, estaba hipnotizado al igual que su padre que al entrar exclamó ´´Hoy sí que huele a verde´´. Partido raro pero creo que salimos fortalecidos ante un rival directo como es el Huesca.

En Lugo, la jefa en el mayor momento de euforia oviedista me llamó papanatas con la boca pequeña y con esa sonrisa característica que dice ´´Estas fatal de la cabeza´´. Pero esa locura o fatalidad como queráis llamarlo es una forma de vivir y poder compartirlo además en Vetusta me hace flotar por las calles.

De nuevo en Ámsterdam, al llegar recibes ese tortazo en la cara pero ha sido menor ya que en el vuelo a Barcelona coincidí con D.Nestor Susaeta, que gran persona. Hablamos de todo un poco, de la vida, de futbol y del Tartiere, un tipo sencillo, amable y discreto. Ese tortazo de la cruda realidad fue menos potente que en otras ocasiones.

Escribo estas líneas antes de que empieza el partido del siglo como suelen llamarlo. Mi partido del siglo fueron estos días de oviedismo, amiguismo y familia. Una pena que el sector fuerte de Fuentesila estuviera de celebración en Madrid, sin ellos estas palabras no tendrían sentido.

Gracias de nuevo a las Peñas con las que hemos confraternizado, gracias a Peña Azul Olivares por gestionar que nuestra pancarta sea un trozo del Tartiere. Gracias a los que me hacéis sentir en casa (siempre ha sido mi casa) cuando aparezco por Oviedo.

Gracias porque aunque llevo mucho tiempo fuera de Vetusta, soy de Oviedo y del Real Oviedo. Mi sueño es volver algún día y seguro que en ese vuelo que me lleve a Ranón volveré a ver D.Nestor Susaeta y me dirá ´´Arbesú, ya puedes arrodillarte, llorar y besar tu tierra´´

Gracias a todos los que cuando leáis estos párrafos digáis ´´Este papanatas está muy llocu, pero bendita locura´´