En 'Broadway Danny Rose', el representante de actores de poca monta que interpreta Woody Allen se pone a hablar de cuernos con Tina Vitale, su amante, a la que le da piel una irreconocible Mia Farrow.

En el único rincón de la casa en el que las ocurrencias nos parecen ideas geniales durante cinco minutos, el baño, Danny Rose expone su filosofía de vida. "Es importante echar unas risas, pero también tienes que sufrir un poco porque de lo contrario te pierdes el sentido de la vida", explica. Recuerdo la escena mientras escucho a Anquela anunciar litros de sufrimiento hasta el fin de temporada. Lo hace en rueda de prensa, el único rincón del fútbol donde las ocurrencias nos parecen geniales durante cinco minutos. Después me viene a la cabeza el comediante de 'Annie Hall' cuando dice que hacer reír a alguien colocado no tiene mérito porque esos ya se ríen todo el tiempo.

Anquela predica a los conversos cuando le habla de sufrimiento al Tartiere aunque, como Woody Allen, tenga más razón que un santo. En su estampa caravaggiesta echo de menos algo más de luz, algo más de entender que el oviedista va sobrado de agonías y lo que lleva persiguiendo durante años es romperse las manos a aplaudir cada domingo.

El miércoles leo en este periódico que Arcelor ha situado a Asturias como referente mundial en carriles para trenes de alta velocidad y, cuatro páginas más adelante, que la región quedó incomunicada durante todo el día con la meseta porque un mercancías destrozó la catenaria. Resulta que en Asturias fabricamos vías de alta velocidad para cualquiera menos para nosotros, que nos obligan a montar en burro al mínimo estornudo de las infraestructuras.

En ese escenario lamentable resulta imposible no comulgar con nuestro entrenador y contentarnos con que el Oviedo antes de ser brillante sea un normal. Los doce puntos sobre quince posibles evocan el vagón silencioso del AVE; encajar un gol por partido incluso en el mejor mes desde que arrancó la liga es que te atraquen por un sandwich mixto en Villalpando. Ese es el panorama ahora, pero no olvidemos que el objetivo marcado por la propiedad es el ascenso. Para llegar allí habrá que sufrir, pero también habrá que tener algo más de fútbol.

Cada vez que leo una entrevista a Fabio Capello le encuentro más feliz, aunque lo suyo tampoco tiene mucho misterio: desde que se retiró comenta partidos por televisión y hacer de periodista siempre fue más sencillo que entrenar. Al italiano se le ilumina la mirada tras esas gafas de colorines cuando presume de que el trabajo es fácil porque ahora siempre acierta y no tiene que aguantar las tonterías de los futbolistas o el presidente, pero yo le mandaría a escribir previas del Oviedo. El viento sopla de cara, el sistema funciona, Linares vuelve a ser Linares y hasta tenemos suplentes que aportan algo más que calor a la butaca pero el domingo toca Osasuna y sigo sin saber qué esperar de este equipo imprevisible. Mientras me afeito en el baño pienso en Woody Allen y en Anquela, me resigno y asumo que hemos venido a sufrir.