Estaba Carmelo del Pozo en plena búsqueda de la guinda para una plantilla que, sí o sí, debía devolver al Oviedo al fútbol profesional. Era agosto de 2014 y el club azul, con el decisivo apoyo económico de Carso, había construido un equipo sin parangón en Segunda B: Esteban, Linares, Héctor Font, Jonathan Vila, Dani Bautista? El desfile de nombres con experiencia en otras categorías situaba desde el verano al equipo azul como el más claro candidato al ascenso. Pero faltaba otra pieza, la de un pivote polivalente que también pudiera actuar como central. Del Pozo tiró de su agenda, jugadores del Levante futbolístico, para llamar a Alberto Escassi, por entonces en el Hércules y hoy central del Numancia encargado de frenar a Toché en Los Pajaritos.

Aquella negociación nunca llegó a su fin. Escassi lo vio tan cerca que incluso se llegó a desplazar a Oviedo para firmar su contrato. El central reconoció públicamente unas negociaciones que nunca se llegaron a cerrar. Faltaba el visto bueno desde México, y éste nunca llegó. Se entendía entonces que el desembolso económico (el equipo estaba en Segunda B y no había tope salarial) ya era importante y suficiente para competir en la categoría. La realidad se empeñó en darle la razón a aquella tesis y el Oviedo logró el ascenso en el recordado durante mucho tiempo choque en el Carranza.

Escassi se quedó sin traspaso, pero no tardó encontrar acomodo. Lo hizo en el Alcorcón, con el que se comprometió el 13 de agosto, una semana después de haber estado en Oviedo. No gozó de continuidad en el equipo alfarero (17 partidos, sólo 7 como titular) y salió en verano rumbo a Llagostera, con el que sí fue importante: 34 participaciones. Aquel curso le valió el traspaso al Numancia, donde se ha convertido en pieza importante los dos últimos años: 28 partidos el año pasado y 29 lleva en el actual. Hoy, en el centro de la zaga de los sorianos, tendrá la labor de frenar a Toché, que quiere recuperar su idilio con el gol.