La catedral de Santiago, en la plaza del Obradoiro, vivió ayer una estampa poco habitual con la apertura, cuatro minutos antes de las cinco y media de la tarde, de la puerta de la Misericordia, el nombre que recibirá la llamada puerta santa en el inicio del año jubilar extraordinario. Fue el arzobispo Julián Barrio el que, con una llave que dio una única vuelta, se encargó de la apertura, seguida del repique francés de campanas, un sonido que no se escuchaba en la capital gallega desde finales de la década de los setenta.

El acto religioso celebrado en la capital de Galicia se produce cinco días después de que el Papa Francisco inaugurase el jubileo extraordinario de la Misericordia con la apertura de la puerta santa de la basílica de San Pedro.

Una de las peculiaridades del evento de Santiago es que la puerta santa se ha abierto con una llave de gran tamaño y no ha sido golpeada tres veces con un martillo de plata como marca la tradición en el año santo. Pero también la ceremonia se diferenció de la tradicional, pues tampoco se ha echado abajo el muro que protege el simbólico acceso cuando concluye un año santo.

El jubileo extraordinario de la Misericordia concluirá el 20 de noviembre de 2016 y la puerta santa volverá a abrirse en el próximo año xacobeo, que es en 2021. La convocatoria auspiciada por el Papa Francisco propició el acto de ayer, con un ritual más sobrio que el de cada año santo.

La llamada de atención sobre que la sociedad no podrá ser jamás "humana" sin misericordia, vista como "fuente inspiradora de justicia social", y la invitación a no mirar superficialmente el mundo, amenazado por la idolatría del dinero, las guerras y la contaminación, fueron los mensajes que centraron la solemne y sencilla ceremonia litúrgica.

La apertura de la puerta santa de la catedral es también un hecho histórico, pues sólo se ha producido en dos ocasiones anteriores sin que el 25 de julio coincidiese en domingo: en 1885, con motivo de la aparición en el templo de los restos del apóstol Santiago, y en el año 1938, debido a la Guerra Civil. Desde el domingo se podrá acceder a la basílica atravesando esta simbólica entrada.